La comunidad de Pomasqui fue sorprendida por un conato de incendio en el cerro Casitagua, norte de Quito. A partir de las 10:15 las alertas se prendieron y autoridades desplegaron el contingente necesario para sofocar y extinguir las llamas.
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Empezaron con 60 bomberos, después de 24 horas el número aumentó a 200. Las llamas iluminaron la noche del martes 14, usuarios en las redes sociales y medios hicieron eco del siniestro que destruye la fauna y flore de este espacio natural.
Ayuda por parte de los moradores
Miércoles 15, una inmensa nube de humo y olor a quemado se percibe al llegar a las faldas del cerro Casitagua. Sirenas de emergencia inundan el entorno de la comunidad, mientras que los habitantes captan con sus celulares el siniestro que devora , sin piedad, este espacio.
Sudor, cansancio, y las duras condiciones climáticas no merman el valor que poseen los uniformados, esos que batallan contras las llamas: las que consumen todo lo cruce en su camino.
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Llegan los víveres, momento de un descanso. Qué breve fueron esos sorbos de agua y mordiscos a unos trozos de comida que vienen de una comunidad agradecida por la labor. Breve fue la conversa con tu pana, porque al alzar la mirada el fuego está más cerca de ti; hora de volver al trabajo.
200 uniformados tratan de acabar lo más rápido posible esta labor. Su preocupación no es por su bienestar, lo que les preocupa son los demás: qué muestra de altruismo.
“Vamos body», «ponte pilas”, “cuidate”, “ahí están las llamas”, “hay que movernos”, “hoy lo acabamos”, son las palabras que se intercambian entre compañeros, mientras sus rostros y manos se tiñen por el hollín de la tierra quemada. Sí, los bomberos están allí.
Jorge Yunda, alcalde de la capital, informó que la temperatura en el lugar es de 40 grados. A este dato súmale el pesado equipo que debes llevar, el trabajo constante de crear una linea de fuego y, a la vez, sofocar las llamas que ganan terreno, un lugar agreste con declives de 50 a 70 grados; la situación se empeora.
Cuadras más abajo, específicamente en el Colegio Nacional Pomasqui, se montó un puesto de monitoreo. Personal de Gestión de Riesgos y Seguridad, Fuerzas Armadas, COE Metropolitano y Bomberos de Quito evalúan la situación minuto a minuto.
La magnitud del siniestro ha llevado a contemplar que se solicite la ayuda de los bomberos de otras provincias o cantones de Pichincha, claro, en el caso que la situación empeore.
Los bomberos no son los únicos que corren peligro. Moradores del sector les preocupa que el fuego queme lo que han construido con esfuerzo y durante toda una vida: sus viviendas. Estudiantes, debido a la cantidad de humo, salen con mascarillas para no tener problemas médicos a futuro.
Representante del Cuerpo de Bomberos de Quito sentenciaron que todo incendio forestal es provocado; hasta ahora no existen responsables ni detenidos ¿Qué pasa con los mayores perjudicados?, los que no tiene voz y solo les queda huir mientras su hábitat es destruido, todo por la ignorancia y responsabilidad humana.