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Uruguay vira a la derecha, con incertidumbre en resultados electorales

El domingo 24 de noviembre se celebró la segunda vuelta electoral en el país, en el que ganó la oposición con un cerrado margen. Metro investiga qué esperar.

Uruguay se recupera de una de las jornadas electorales más reñidas de su historia, en las que oficialmente no se sabe quién resultó ganador, pero en la que se pronostica que el opositor Luis Lacalle Pou, del Partido Nacional (PN), derrotó a Daniel Martínez, del oficialista Frente Amplio, de izquierda.

Ambos candidatos se encuentran en un “empate técnico” por tener una diferencia mínima: 28 mil 666 votos (a favor de Lacalle Pou). Ante este escenario, la Corte Electoral decidió esperar hasta el conteo de los “votos observados”, que llegan a los 35 mil 229 y serán decisivos para definir al próximo mandatario del país.

Los votos observados son los emitidos por personas que votan en diferente lugar a su circuito original, por algún motivo justificado.

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Para conocer más al respecto, Metro conversó con Juan Ariel Bogliaccini, Director de las Maestría en Administración Pública y Maestría en Políticas Públicas de la Universidad Católica del Uruguay.

NÚMEROS

  1. Población: 3 millones 440 mil 157 habitantes, según datos publicados en 2014 por el Instituto Nacional de Estadística.
  2. Elección: 2 millones 699 mil 847 de uruguayos están habilitados para votar
  3. El nuevo mandatario asumirá el 1 de marzo de 2020.

Preguntas y respuestas con…

Juan Ariel Bogliaccini

Profesor de alta dedicación del Departamento de Ciencias Sociales
Universidad Católica del Uruguay.

¿Cuál es la situación actual en Uruguay? ¿Cuándo podrán conocerse los resultados?

– La situación es de completa normalidad en este momento. Como la elección fue muy pareja hay que esperar al conteo de los votos observados para decidir quién gana la presidencia. Dicho esto, es claro para todo el sistema que el candidato de la oposición está en una posición ampliamente favorable, pero es una situación que formalmente se va a conocer el viernes (29 de noviembre), porque el Frente Amplio necesitaría ganar más del 90% de los votos observados.

En Uruguay va a haber un cambio de gobierno, la oposición ya está preparando el Gobierno, algo que el Frente Amplio no.

En elecciones con resultados tan cerrados puede haber acusaciones de fraude. ¿Ocurre esto en Uruguay?

– No. En Uruguay no tenemos ese tipo de problemas, por suerte. Las leyes electorales, que son de 1925, funcionan muy bien. Los partidos integran la Corte Electoral y tanto los partidos como el gobierno tienen acceso en todo momento al control del proceso electoral, por eso no hay ninguna sospecha de fraude.

¿Por qué Uruguay votó por un cambio de Gobierno de izquierda a Derecha?

– La izquierda ha venido gobernando 15 años seguidos, bajo el Frente Amplio. Estamos en un contexto –en toda la región– de desaceleración de la economía, con lo cual creo que hay dos grandes factores: el desgaste del gobierno y el enlentecimiento de la economía, que hacen que la elección haya sido tan pareja.

No hay que olvidar que la oposición va a ganar por más de 20 mil votos. Esto quiere decir que no hay un rechazo al modelo del país y no hay un castigo al gobierno tan grande. La mitad de los uruguayos votaron por la opción del Frente Amplio y la mitad por la opción de la oposición, con lo cual hablamos de un país que en líneas generales está razonablemente satisfecho con la dirección del país y del gobierno.

¿Cuál será la posición del nuevo Gobierno frente a problemas que enfrentan Venezuela, Bolivia o Chile?

– Básicamente el mismo. Uruguay tiene una política internacional consolidada que se basa en la búsqueda de acuerdos con otros países. Posiblemente cambie el énfasis. Hay dos dimensiones, una primera es la postura de Uruguay con respecto a la no intervención de estados terceros en los asuntos de otros países. Esta es una postura histórica del país y no creo que vaya a sufrir un cambio con el nuevo gobierno.

En donde sí, posiblemente, haya un cambio es en la definición del gobierno sobre régimen en Venezuela, como una dictadura, y sobre la evaluación de los procesos políticos. En este sentido puede haber condenas más fuertes, en el caso de Venezuela, creo que también las ha habido en el caso de Bolivia. Al nivel de declaración pueden haber cambios importantes, pero no creo que suceda en la postura de la diplomacia.

Los principales retos del próximo presidente de Uruguay

Para Juan Ariel Bogliaccini, hay tres puntos principales:

1. Economía: “Los retos están asociados a la consolidación de las cuentas fiscales en este nuevo contexto de menor viento de cola, con el enlentecimiento del boom de las comodities. Uruguay tiene un déficit fiscal grande, alrededor del 5% del PBI y una deuda que está entorno del 60% del PBI. Aunque no es una situación de alarma, si es una situación donde no es posible frenar los niveles de endeudamiento que Uruguay venía asumiendo.

En la oposición hablan de ajustes fiscales, en el gobierno hablaban de balance fiscal, pero lo que es claro es que habrá que hacer algún tipo de ajuste. Y eso es un desafío porque estos ajustes, en general, naturalmente no son bien recibidos por la población y además, dependiendo del nivel de crecimiento, pasan más o menos desapercibidos”.

2. Seguridad: “Desde hace algunos años Uruguay está con tasas crecientes de delincuencia, muchas de ellas asociadas a incipiente mercado de drogas en el país.

Uruguay es un país de tránsito, no un destino de consumo; evidentemente porque es muy pequeño, Hay un desafío importante con el incremento del mercado interno de drogas. Siendo un país de tránsito creciente, han puesto el delito en relación al crimen de drogas en el tapete y es un desafío importante que va a tener el próximo gobierno”.

3. Educación: “Los resultados y niveles de cobertura educativa se han estancado mucho y Uruguay necesita ponerse al tiro en la región. Esta era una de sus históricas fortalezas y hoy no lo es más, sobre todo a nivel secundaria.

Hay otro desafío muy importante en materia de seguridad social. Va a haber que usar mucho los sistemas de sostenibilidad social, es decir, jubilaciones y pensiones, porque Uruguay está teniendo una presión fiscal muy importante en este sentido y va a tener que , como muchos otros países del mundo, pensar en mejorar el sistema de forma que su presión fiscal de corto plazo baje”.

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