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Menos niños, otras opciones : Así han cambiado las familias tradicionales

Hay muchos factores por los que ya no se quiere tener hijos de forma tradicional. Investigamos cómo influirá esto en las sociedades a futuro, pero no todo es apocalíptico.

La ONU ha estimado que para 2100 seremos 11.200 millones de personas. Pero para este año, ya hay más personas mayores que niños. De hecho, hay 705 millones de personas que bordean los 65 años, sobre los 680 millones menores de 4 años de la población actual (7,7 miles de millones de personas, según World Population Clock). Ahora bien, esto a futuro podría afectar la economía y la sociedad, sobre todo al demandar más recursos en la vejez y también a la hora de consumirlos.

Ahora bien, para ampliar el contexto, en países desarrollados hay menos ratios de nacimientos e incluso países como China y Japón han tomado medidas al respecto, como quitar su política de hijo único y aumentar la edad de retiro a 70 años. En otros países, como Canadá, se reciben inmigrantes. 

Esto contrasta ampliamente con los países en vías de desarrollo, que no tienen los mismos impactos en cuanto al número de nacimientos o incluso cumplen a cabalidad con estas estadísticas.

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En Níger, por ejemplo, en 2017 había un ratio de 7,2 nacimientos por mujer, según la ONU, con un ratio de mortandad infantil igual.

Entonces, para equilibrar las cosas, se deberían tener en promedio –según esta misma institución– 2,1 hijos. Todo suena muy fácil en papel, pero hay que tener en cuenta los cambios sociales, culturales y económicos del por qué muchas personas están optando por no procrear. Y por qué, a su vez, este cambio de la familia tradicional se piensa, obviamente, desde un presente que por todos lados se ve incierto. 

Hijos en un presente precario

Hay que pensar en más cifras, más allá del crecimiento económico o las proyecciones demográficas.

Esas que atañen a la población mundial y que impactan en su economía, su trabajo y quizás que ya afectan a miles de millones de personas en el mundo, como las del cambio climático. Según el Banco Mundial, el impacto de los desastres naturales extremos equivale a la pérdida de 520 billones de dólares en consumo anual y cada año empuja a 26 millones de personas a la pobreza.

Para 2030, esta cifra podría aumentar a 100 millones. Por otro lado, en los últimos quince años han pasado varios fenómenos al mismo tiempo si se habla de vivienda y empleo: gentrificación de cada vez más ciudades en el mundo, por ende aumento en el precio de la vivienda y tierra.

Es decir, muchos millennials que son ahora la fuerza laboral más importante, trabajan para pagar una renta. Si hablamos de su sueldo, según un estudio de Pew Research, ellos ganan mucho menos que sus padres. Tres mil dólares menos, si se compara el sueldo de los mismos, al menos en Estados Unidos, entre 2019 y 1982. De esa manera, el estilo de vida de muchas personas en edad biológica ha hecho que se postergue o se anule la decisión de procrear y se formen otras familias. 

“El cambio es que ya no se trata de un solo tipo de familia. Ahora podemos entender y aceptar otro tipo de familias no tradicionales que vienen con los nuevos estilos de vida. Una mujer que vive sola con su gato y no quiere casarse ya puede ser una familia. Por otro lado, es socialmente aceptado que ya existan parejas sin hijos y con mascotas, por ejemplo. También hay personas que no quieren tenerlos por cuestiones ambientalistas y así tienen una postura radical, así como por motivos económicos. Un niño hoy en día con todos los acompañamientos requiere mucho más esfuerzo e inversión por parte de los padres que antes, y sumado a eso hay estilos de vida más centrados en complacerse a sí mismo, no como los baby boomers. Es un logro tener una familia menos numerosa, pero con pequeños lujos”, explica a Metro Paula Riveros, analista de tendencias en 360Lab. 

Las palabras de la experta concuerdan con uno de los muchos estudios hechos al respecto. Uno de ellos, hecho hace dos años por la revista Enviromental Research Center, mostraba que una de las acciones para disminuir la huella de carbono era tener familias pequeñas.

Mientras dejar la carne evita la emisión de 0,8 toneladas de gases de efecto invernadero por persona al año, no tener hijos ahorra en promedio 58,8 toneladas de estas emisiones. Por otro lado, también hay que pensar en que hay desigualdad de distribución de los recursos y su aprovechamiento. “Sí, es la primera vez que en el planeta hay más adultos que niños. En todo caso somos muchos, estamos aún lejos de estas películas que muestran futuros distópicos. Estamos, ahora mismo, con alarmas de cambio climático e insuficiencia alimentaria y no tener recursos no renovables para la cantidad de personas que somos”, explica Riveros.

“Así no naciera más gente, ya no hay recursos para todos. Siendo la población más vieja y más capacitada, sí tendríamos que cambiar el pensamiento sobre el trabajo y calidad del trabajo. No solo los jóvenes aportan talento y cambio”, añade la experta.

¿Llegaremos a la extinción, como muestran las películas, en un mundo que envejece? No todavía. Pero antes de ser alarmistas, hay que pensar en un cambio de paradigma, donde la juventud y la infancia no son el futuro simplemente por existir, sino por todo lo que juega alrededor precisamente de eso. Y tanto las nuevas generaciones como las presentes, por factores sociales, culturales y económicos, son más conscientes de eso que nunca.

P y R

Mariale Pascua, consultora de macrotendencias, WGSN

¿Cuáles son los motivos más fuertes para reconsiderar no tener hijos actualmente? 

–Los millennials están cambiando el ritmo al que viven la vida y posponiendo varias cosas para más adelante.  Esto, sumado con que hoy estamos viendo las primeras generaciones que toman decisión de la paternidad consciente, que ya no es solo «algo más que se suponía debía hacer con mi vida»:  ahora es una decisión pensada y clara. Como siempre, hay excepciones, pero en general es una decisión tomada cada vez con más tranquilidad y claridad. Adicionalmente, tenemos otros dos factores que influencian directamente la decisión de los millennials sobre tener hijos o no. El primero, el medio ambiente y la sobrepoblación, estamos hablando que tenemos planeta hasta el 2050, el panorama global económico y político es de incertidumbre y hay gente viviendo en nuevos niveles de pobreza.

¿Por qué la gente está teniendo menos hijos? 

–Esto es algo que se viene viendo desde la Generación X. Una de las cosas que le inculcaron los baby boomers a sus hijos (millennials) es que podían intentar tenerlo todo, por lo que ellos procuran mantener el estilo de vida que tenían antes de ser padres, aún teniendo hijos. Aquí entra nuevamente el tema de la decisión consciente y adicionalmente, del millennial como generación que no aprendió a ahorrar sino hasta que se estrelló con la realidad de ser adulto. Esto necesariamente disminuye la cantidad de hijos que se tienen.

Adicionalmente, nosotros ya al ser adultos tenemos condicionados roles de género y sexualidad, ellos aún no. Somos una generación que luchó mucho con esto en su adolescencia por lo que cada vez más lo redefinimos. 

¿Cómo juega el papel de las mascotas en el rol familiar actualmente?

–Se están priorizando en muchos casos las mascotas a los hijos, incluso hablamos en algunos países de «mayordomos de perros» o «esclavos de gatos». En algunos lugares se llaman «perrhijos» o «gathijos», aunque esto es algo que genera un malestar muy grande entre las personas y consumidores más conservadores. Ahora bien, hay un boom del antiespecismo (el hombre como especie superior a las otras).  El tema es que el millennial es un consumidor sumamente politizado y que además vive cuestionando lo que ha aprendido anteriormente, se ve un crecimiento de la oposición a este tema. Es más, hay varios activistas animalistas que se denominan a si mismos como antiespecistas y aquí vemos también las normativas y legislaciones de los países y ciudades frente a los animales, el cuidado animal y el maltrato animal. Pero si hablamos de nivel familia,  básicamente, le reconocemos por fin el lugar en la familia que tiene la mascota, pues era un animal, libre e independiente que domesticamos y ahora lo estamos dotando de derechos para protegerlo. Esto también tiene que ver con que retrasemos la paternidad, aunque estemos tomando la decisión de ser padres más adelante en la vida, estamos buscando igualmente este tipo de compañía. Ahora el reemplazo de mascotas en vez de niños, tiene que ver también con que son menos costosos (el perro no va a la universidad, el hijo sí) y es más fácil en medio de todo criar una mascota.

¿Podemos prever que habrán más cambios en los modelos familiares?

–Sí, ya incluso los estamos viendo. Incluso hay plant parents, que son aquellas personas que cuidan y crían plantas como a sus mascotas e incluso ya son un nicho de consumo con sus propios influencers, por ejemplo. Adicional a esto, vemos que en la generación Z, que si los millennials éramos conscientes, ellos van más allá. Nosotros sabemos que tenemos hasta el 2030 para cambiar nuestros hábitos de consumo y seguir teniendo planeta, ellos son como Greta Thunberg, están liderando el cambio para tener planeta.

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