La 72ª edición del Festival de Cannes –con el jurado presidido por Alejandro G. Iñárritu– ha hecho justicia a una edición marcada por el buen cine. La Palma de Oro fue para el surcoreano Bong Joon-Ho por ‘Parasite’.
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En ‘Parasite’, el director presenta un relato de siervos y capataces, de oprimidos y opresores -víctimas y verdugos-, para construir un laberíntico, vivaz y demoledor. Un retrato imaginario de una sociedad deshumanizada y autodestructiva.
Las peripecias de dos clanes antagónicos que, como suele ser habitual en la trayectoria del surcoreano, despliega altas dosis de comedia grotesca, drama familiar y acción. Haciendo de esta película una ácida radiografía de la institución familiar y de la lucha de clases.
‘Parasite’ un reflejo del mundo
Con la obtención de la Palma de Oro no solo reconoce el trabajo de uno de los grandes cineastas del siglo XXI sino que Cannes, se rinde ante un género cinematográfico de alcance político.
‘Parasite’ -una hilarante y monstruosa parábola social-, describe un mundo espeluznantemente similar al de nuestros días.