La economista trans Deirdre McCloskey es autora de 17 libros y aproximadamente 400 artículos académicos. Graduada de Harvard, dio clases en la Universidad de Chicaco e Iowa y es profesora en Illinois. Es polémica por sus posiciones que defienden el libre mercado, el capitalismo y más aún luego de la Gran Recesión de 2008. Metro habló con ella sobre sus controvertidas teorías y sobre la economía y política en la actualidad.
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Usted no ve un problema en la desigualdad, pero hay gente migrando en todo el mundo por esto. Venezuela, África, etc. Y hay protestas.
–No tiene nada que ver con desigualdad. Es con pobreza, pero esto es en lo que debemos trabajar, sí que debe ser un propósito. Y hay que ayudar a los pobres. Pero la desigualdad es realmente cuánto los ricos pueden obtener y consumir. Pero lo que ayuda realmente a los pobres es el crecimiento económico, la creciente actividad de la economía. Y esto es mucho mejor que cualquier programa de asistencia. Si usted le da el dinero de todos los multimillonarios a todos los pobres del mundo, los ingresos solo crecerían 5 o 6 dólares per cápita. Pero si el crecimiento económico continúa, para final de siglo no habrá gente pobre en el mundo. India será un país rico, China también, al igual que Sudáfrica. Ahí hay una salida.
Bueno, pero en el Tercer Mundo hay otro problema: privilegios para pocos y también tremendos escándalos de corrupción.
–Conozco estos escándalos. La corrupción es mala. Pero los pobres no lo son por la corrupción, es porque simplemente no funciona la economía en su país. Y hay una creencia muy arraigada en Latinoamérica, por ejemplo. Los recursos naturales como fuente de riqueza. Pero los recursos naturales son realmente muy poco importantes para la economía moderna, ahora lo que cuentan son los recursos educacionales. Una de las pocas cosas buenas de Lula, por ejemplo, fue educar a las personas más necesitadas. Y Brasil es un país que se ahoga en corrupción. Dejen de hablar de redistribución de la tierra, cuando en Brasil, por ejemplo, ya no tiene sentido. Redistribuir los recursos no es la solución. Es apropiarse de la economía moderna. La economía de Internet y similares.
Ahora, también la gente cree que su trabajo será reemplazado por robots, con el auge de la industria 4.0.
–Es estúpido, porque muchas de las herramientas que usamos también son robots y hay muchos trabajos organizacionales, de mando, que se necesitarán en el futuro y en los que los humanos serán competentes. Se imaginan en las esquinas sin trabajo, pero lo que veremos es que muchos servicios serán proveídos automáticamente. ¿Qué hay de malo con eso? Suena bien para mí y para cualquiera con sentido común. Pero esto ya pasó antes, con los avances tecnológicos, como los aviones, por ejemplo. Y sobrevivimos a todas estas revoluciones, conservando nuestros empleos.
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Pero es claro que los millennials no tenemos futuro, por ejemplo. El capitalismo triunfó, como usted dice, pero nosotros no creo que nos jubilemos.
–Esto no tiene nada que ver con el capitalismo. Tiene que ver con las regulaciones gubernamentales del capitalismo. En mi propio país, en los años 60, el 5% de las ocupaciones requerían licencias estatales. Ahora esto va para el 20% . Si usted crea estos monopolios tan locos, menos gente va a estar empleada. El punto es incrementar el valor de los trabajadores en el mercado y es loco: todas las intervenciones hechas en el mercado laboral por causa del gobierno han salido bien, otras mal. Pero no tienen nada que ver con el mercado, que quiere emplear gente, pero los gobiernos quieren sacrificar las vidas de los más pobres.
“La desigualdad no es un problema ahora. Quitarles todo a los ricos no solucionará la pobreza. Lo que solucionará la pobreza es el crecimiento económico”.
También nos culpan de las crisis actuales…
–Vamos, la gente vieja siempre culpará de todo a la más joven. La generación Millennial no es el problema. Están pagando por nuestros errores. Hay que ver los precios de las casas ahora, en Londres, en Nueva York. Es una locura. Eso significa que si tienes 25 no puedes tener ni siquiera una hipoteca porque no ganas lo suficiente. Estás en una situación terrible. En los años 50 y 60 yo tenía una hipoteca, cuando tenía 20, a los 32 igual . Entonces, son los viejos lastimando a los jóvenes y ellos deberían saber quiénes lo están haciendo. Y debería preocuparles, porque es la gente vieja la que vota.
Sí, hemos visto precisamente un resurgimiento de la derecha. Gracias a este voto que llevó al Brexit, a Bolsonaro y a Trump al poder…
–Sí, son conservadores y reaccionarios y la mayoría son tontos, incluyendo a Trump, que es malvado. Afortunadamente, es perezoso y estúpido. Ahora, esta gente no es conservadora, es fascista. Soy liberal, no en el sentido tradicional estadounidense o latino. Creo en el liberalismo a lo Adam Smith o Mary Wollfstonecraft, John Stuart Mill. Creo en gobiernos pequeños. Que estos hagan lo que deban hacer, pero no mucho más. El problema es que se cree en la ayuda del gobierno, pero este siempre ha estado compuesto de gente rica y privilegiada. Vieja, blanca.
Y algunos de estos ricos hacen lo que quieren y van más allá . Vea lo que pasó con el escándalo de los “Panama Papers”.
–Es estúpido que esta gente rica haga esto. Por otro lado, no estoy particularmente perturbada porque hayan lugares donde uno pueda esconder el dinero y no quiera pagar impuestos. No quiero que el gobierno tenga más dinero. Los gobiernos del mundo tienen más dinero del que merecen. No me disgusta mucho y muchos de estos ricos son grandes soportes del gobierno de sus países, como la reina de Inglaterra, que está envuelta en esto.
“No veo ninguna crisis, es un término creado por políticos populistas porque quieren asustarnos y así oprimir a las minorías”.
Ahora, ¿qué piensa usted de la economía naranja? Basada claro, en industrias creativas. Startups como Uber, o Airbnb, por ejemplo.
–Uber soluciona problemas de transporte, es una agencia de empleo y por supuesto, los proveedores oficiales se molestan. Airbnb llega a solucionar el problema de capacidad y acceso de hospedaje. Pasa lo mismo también con otros servicios, como los food trucks de Chicago y otros lugares, por ejemplo. Pero la gente los ama y los quiere y los demanda y los gobiernos no deberían favorecer tanto a los monopolios alrededor de estos servicios.
Por otro lado, la gente quiere consumir menos, está más consciente, quiere ser sostenible. ¿Es un sinsentido?
–Si quieres ser frugal, sé libre. Hazlo. Tengo amigos a los que les digo esto: sé libre de hacerlo, pero déjame sola. Tengo miles de libros y quiero más. La gente habla del consumo como una extraña enfermedad moderna y no lo es. Esto no es moderno y la razón por la que consumimos mucho es que producimos mucho. Y producir mucho, para la gente pobre, es bueno. Pueden trabajar para tener una casa y alimentarse, así como educar a sus hijos y esto viene de una economía productiva.
¿Cómo ve el futuro? ¿Con la crisis para los jóvenes, con todo lo que está pasando?
–No veo ninguna crisis. Esto es un término creado por políticos populistas y lo hacen porque quieren asustarnos y así oprimir a las minorías. Es lo que hacen Trump y los fascistas. Soy optimista ante el futuro. El genio ha salido de la botella. En los dos últimos siglos, a nivel mundial, los ingresos de la gente han crecido considerablemente. Por eso la desigualdad no importa, lo que importa es el crecimiento económico. Eso no parará a menos que tengamos una gran guerra que lo pare todo.
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