Miles de campañas han surgido en todo el mundo para detener el uso del popote. Decenas de organizaciones civiles y grandes empresas se han unido al movimiento. Sin embargo, los especialistas advierten que estas acciones no son suficientes para acabar con el problema de la contaminación plástica, incluso algunos analistas afirman que reemplazar el plástico por otros materiales podría traer aún más daño a nuestro planeta.
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El movimiento mundial contra el uso de popotes de plástico comenzó después de un video desgarrador de 2015, en el que se veía a una tortuga marina en Costa Rica «llorando» mientras los activistas intentaban sacarle el objeto de la fosa nasal. Las dramáticas imágenes fueron vistas por más de 32 millones de usuarios de YouTube, y concienciaron a todo el mundo sobre lo dañino que puede ser el uso de popotes.
Según los datos publicados por organizaciones estadounidenses, tan solo los estadounidenses tiran 500 millones de popotes de plástico al día, suficiente para rodear la Tierra dos veces. Mientras que los países miembros de la UE, según las estadísticas de la consultora Eunomia, consumen alrededor de 23.000 millones de popotes al año. De hecho, estos artículos aparecen año tras año entre las 10 cosas más comunes que se encuentran durante las limpiezas de playas.
«En la lucha contra la contaminación plástica, las pajillas de un solo uso son un punto de partida crítico para generar un impacto significativo y también para aumentar la conciencia de los consumidores en torno a la salud del océano», dijo a Metro Dune Ives, director ejecutivo de Lonely Whale.
La organización Lonely Whale, por ejemplo, lanzó el año pasado la campaña ‘Strawless Ocean’, cuyo objetivo es sensibilizar a los consumidores. Otras empresas también dedicadas a promover el activismo contra el uso indiscriminado de esos artículos reconocen que la lucha contra la contaminación plástica no se ganará atacando sólo el uso de popotes, pero ven esto como un buen comienzo.
«No hay una solución milagrosa para resolver el problema de los plásticos oceánicos. Todos tenemos un papel que desempeñar», dijo Nicholas Mallos, director de Mares Libres de Basura de Ocean Conservancy. «Campañas como ‘saltarse el popote’ o prohibir las bolsa son herramientas críticas para llegar y educar al público sobre el problema de la basura oceánica y los plásticos de un solo uso».
Hasta ahora, estas campañas han logrado que la gente deje de usar popotes a diario. Grandes empresas como McDonald’s y Starbucks se comprometieron a reducir la cantidad de estos artículos en las tiendas. Incluso gobiernos de varias regiones y países comenzaron a promover o aprobar leyes que prohibían su uso.
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El gobierno del Reino Unido, por ejemplo, está discutiendo actualmente una ley para imponer una prohibición de pajillas como parte de una batalla contra los plásticos de un solo uso. El Gobierno de Australia Occidental está considerando la posibilidad de prohibir este tipo de utensilios, considerando al plástico como uno de los mayores enemigos del planeta. En Estados Unidos, Seattle ya prohibió ese producrto, mientras que Washington, D.C. está discutiendo la posibilidad de hacer lo mismo.
Sin embargo, la paja es sólo una pequeña parte de todos los utensilios plásticos que actualmente contaminan los océanos y, según Ocean Conservancy, es el séptimo de los desechos más recogidos: las envolturas de alimentos, las botellas y las bolsas de plástico son los más contaminantes.
Algunos expertos afirman que las campañas contra los popotes son malas, porque las alternativas a este tipo de productos son más caras e incluso producen mayores niveles de contaminación.
«Están equivocadas. Las alternativas a los popotes de plástico de un solo uso son mucho más caras. Una vez más, la fabricación de popotes de papel crea más contaminación que la fabricación de una de plástico. Los popotes de un solo uso hechos de almidón de maíz u otros materiales biodegradables son significativamente más costosas que las pajuelas de plástico», explicó William F. Shughart II, director de investigación de The Independent Institute.
A pesar del debate sobre la utilidad, estos movimientos aumentaron la conciencia internacional sobre el tema y podrían convertirse en el comienzo de una lucha más amplia contra los productos plásticos de un solo uso que están contaminando los océanos del mundo.
«El popote es una puerta de entrada representativa de nuestro consumo excesivo de plástico», concluyó Ives.
2050
es el año en que los desechos plásticos de plástico podrían superar en número a los peces en los océanos del mundo si continúan contaminndo al nivel actual, según el Foro Económico Mundial.
ENTREVISTA
Nicholas Mallos,
director de Mares Libres de Basura de Ocean Conservancy
P: ¿Es la contaminación plástica un problema ambiental importante?
– El plástico oceánico es una de las amenazas más visibles para nuestro océano, con unos ocho millones de toneladas métricas que entran en el océano cada año afectando a más de 800 especies de vida silvestre, desde el zooplancton más pequeño hasta las ballenas más grandes. Los científicos todavía están estudiando los efectos del plástico en la cadena alimenticia marina, pero sabemos que además de enredar o ahogar a los animales, los plásticos pueden filtrar químicos tóxicos y transportar enfermedades y especies invasoras.
P: ¿Qué hay de las campañas que animan a la gente a dejar de usar popotes?
– Cada año, los popotes se encuentran entre los diez artículos más recolectados por voluntarios en todo el mundo durante la Limpieza Costera Internacional de Ocean Conservancy. Estos artículos pequeños y ligeros son difíciles de reciclar y se caen fácilmente de los sistemas de gestión de residuos. Y mientras que os popotes constituyen un pequeño porcentaje de todo el plástico en el océano (por peso), cuando terminan en nuestros mares pueden tener consecuencias mortales en la fauna marina. Hay casos médicos en los que se requieren popotes de plástico, pero la mayoría de nosotros puede y debe saltarse los popotes.
P: ¿Son realmente útiles estas campañas?
– Todos tenemos un papel que desempeñar. Como individuos, todos podemos ayudar reduciendo nuestra huella de residuos plásticos y minimizando el uso de productos desechables de un solo uso. Al mismo tiempo, la ciencia demuestra que una de las cosas más impactantes que se pueden hacer para prevenir los plásticos oceánicos es establecer la recolección de desechos y el reciclaje en países donde tales sistemas no existen. Cuando una tubería tiene fugas en su casa, debe cerrar el grifo antes de empezar a bombear agua, y lo mismo sucede con el plástico oceánico. Dicho esto, las campañas como ‘saltarse el popote’ o prohibir las bolsas son herramientas críticas para llegar y educar al público sobre el problema de la basura oceánica y los plásticos de un solo uso, y sirven como señales fuertes para las corporaciones de que ellos también deben encontrar soluciones.
P: ¿Qué otras acciones son necesarias para combatir la contaminación plástica?
– Tenemos que replantearnos el uso de plásticos de un solo uso y avanzar hacia una economía circular, en la que los artículos de plástico no sólo sean reciclables, sino que estén hechos de contenido reciclado. Esto, por supuesto, dependerá de nuestra capacidad para recoger los artículos antes de que terminen en un vertedero o, lo que es peor, en el océano. La recolección de desechos proporciona una base crítica sobre la cual los sistemas circulares pueden prosperar.
P: Algunos expertos afirman que prohibir el uso de plástico y reemplazarlo podría provocar más residuos, gasto de agua y contaminación del aire.
– Es fundamental tener una visión global de cualquier situación. Puede haber casos en que la sustitución de un producto por otro pueda tener un impacto ambiental diferente o más grave. Sin embargo, hasta la fecha, los impactos de los productos al final de su vida útil en nuestros océanos rara vez han sido cuantificados o tenidos en cuenta en las ecuaciones del ciclo de vida. Sabemos que existen alternativas adecuadas para muchos productos plásticos desechables de un solo uso que son menos dañinos para el océano sin comprometer su funcionalidad ni causar otros impactos ambientales. Sin embargo, cada situación es única y siempre se debe tener en cuenta el costo-beneficio ambiental general..
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alternativas a las pajillas de plástico
Bebe directamente
En muchos casos no es realmente necesario usar un popote para beber. Muchas bebidas pueden consumirse directamente del envase: bebidas enlatadas, botellas o vasos.
Popotes biodegradables
Este tipo de popotes son una de las opciones más viables para acabar con la contaminación. En todo el mundo hay varios proyectos que producen popotes vegetale, como el bambú, o incluso frutas, como el aguacate, que son más amigables con el medio ambiente y fáciles de degradar.
Acero inoxidable
Los popotes de acero inoxidable, que se pueden reutilizar en innumerables ocasiones, se están convirtiendo en una tendencia en las tiendas online, ya que representan una opción más ecológica al generar menos residuos.
Popotes comestibles
Otra opción son los llamadas popotes comestibles, que fueron desarrolladas recientemente por la startup americana Lolistraw. Estos artículos están hechos de algas marinas con edulcorantes orgánicos y colores derivados de frutas y verduras.
Hechos y cifras sobre los popotes:
[Fuentes: Worldwatch Institute, Ocean Conservancy, WEF, International Coastal Cleanup]
1.6
popotes por día utiliza una persona promedio.
20 minutos
es el tiempo medio de uso de un popote.
7mo
tipo de residuo plástico recogido en playas y océanos.
9m+
popotes y agitadores han sido recogidos por voluntarios de playas y vías fluviales durante los más de 30 años de historia de la Limpieza Costera Internacional.
200
años podría tardar un popote plástico en descomponerse.
7000+
años la humanidad ha estado usando «tubos para beber».