En tiempos pasados, la siesta contravenía los principios de la productividad: el trabajador debía cumplir con un horario a toda prueba, como si fuera una máquina.
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Pero después de un almuerzo calórico, una tarde calurosa y el estómago gigantesco al frente del computador… el cansancio aumenta.
Así, la productividad se va en picada: de hecho, solamente en Estados Unidos el 29 por ciento de los trabajadores reportan haberse quedado dormidos o estar muy somnolientos en el trabajo.
Y esa falta de sueño le cuesta a las compañías del país al año 63 billones de dólares cada año en poca productividad. Pero eso se puede arreglar con una siesta de hasta 20 minutos, explica a Metro el experto Peter Bregman, quien se especializa en cultura laboral.
“Lo más importante en una organización es la energía productiva de sus individuos. Porque así la gente mejorará más su rendimiento. Si usted trabaja hasta doce horas, (como ahora lo hace la mayoría) el cansancio es enorme», indica.
«Lo que la gente hace para compensar eso, por ejemplo, es consumir azúcar, lo que sube sus niveles de energía por corto tiempo y luego cae en picada considerablemente», precisa.
«Pero si usted duerme por lo menos 10 minutos va a tener horas más productivas en su trabajo luego de esto. Debemos realmente tener un tiempo para desconectarnos y rejuvenecernos”, afirma.
De esta manera, varias compañías ya les dan a sus empleados un espacio para la siesta. Ben & Jerry’s, la famosa marca de helados, ofrece clases de yoga y entrenadores personales.
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También permite que las mascotas vayan al trabajo y tiene un espacio con cama y almohadas para uso de sus empleados.
Nike también tiene un sistema similar en su sede cerca de Portland, donde el staff puede dormir o meditar en cuartos cerrados.
En Google, por otro lado, hay una sala con lounges futurísticos donde se puede tomar una siesta y empresas como ‘The Huffington Post’ también tienen una sala de ‘nap time’ para mejorar la productividad de sus periodistas. Eso también hacen empresas como Procter & Gamble.
La práctica no es nueva. De hecho, los japoneses la llaman “Inemuri” y en los años 90, la NASA reconoció que la siesta era fundamental para los astrounautras y experimentaron con sueños cortos durante sus días de trabajo.
Su productividad aumentó y la “siesta de la NASA” es una práctica común para los pilotos durante vuelos internacionales en aerolíneas como Continental y British Airways.
¿Qué pasa si no tenemos una siesta?
Por supuesto, hay procrastinación al instante, todo se posterga, se hace más lento y ni qué decir de cómo nos sentiremos el resto de la tarde: “cansados, somnolientos, nos irritamos, nos volvemos menos productivos”, explica a Metro Peter Brengman.
Esto hace que realmente comencemos a consumir cosas que nos engordan y por consiguiente, nuestros hábitos empeoren.
Pero, ¿cómo hacerlo en lugares donde prácticamente no existe esta cultura?
“Es necesario buscar un lugar y tener tiempo por lo menos de 20 minutos. Además, recomiendo tomar siestas en la tarde, porque así estarás mucho más relajado y luego te sentirás mucho mejor”, afirma Peter Bregman.
Así que es hora de retomar, así sea por su cuenta, el hábito del sueño. No solo para sufrir de somnolencia todo el día y ver la tarde como una eterna tortura, sino como una oportunidad de tener mejor energía.
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