Tras el acuerdo migratorio de la cumbre de la Unión Europea, los Estados miembros ahora tienen que dar contenido a un pacto que supone el fin del reparto de cuotas de refugiados pero que deja en el aire algunas incógnitas, entre ellas sobre los lugares de desembarco de inmigrantes.
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La Unión Europea cerró el polémico acuerdo el viernes pasado. Quedan en el aire las reformas más profundas al sistema de asilo, incluyendo la posibilidad de repartir cuotas de refugiados en caso de una crisis migratoria.
Con este escenario, el Gobierno de Austria (formado por democristianos y ultranacionalistas euroescépticos) asumió el 1 de julio la presidencia de turno del Consejo de la Unión Europea con un programa centrado en la lucha contra la inmigración y la seguridad.
Liderado por el joven canciller conservador, Sebastian Kurz, de solo 31 años, esta presidencia austríaca de la UE -la tercera después de 1998 y 2006- tiene como lema «Una Europa que protege».
Sin embargo, para Yves Pascouau, presidenta de la ONG European Migration Law, aún queda por resolver el gran problema del establecimiento de una política comunitaria común y global sobre migración, que aborde el fenómeno de la movilidad humana a largo plazo.
Q&A
En términos generales, ¿en qué consiste el acuerdo al que llegaron líderes de la Unión Europea?
Las decisiones se tomaron en tres frentes principales. En cuanto a la dimensión externa, los líderes de la UE acordaron reforzar su cooperación con los países de origen y tránsito en lo que respecta a los traficantes, la prevención de la migración irregular y el retorno de los inmigrantes indocumentados. También invitaron a las instituciones de la UE a explorar rápidamente el concepto de «plataformas regionales de desembarco». Luego, los líderes de la UE acordaron fortalecer el control de la frontera exterior de la UE y establecer, en el territorio de la UE y de forma voluntaria, «centros controlados» donde las personas salvadas en el mar serían transferidas para un procesamiento rápido y seguro. Por el lado interno, finalmente, invitaron al Consejo de la UE a continuar trabajando en soluciones para reformar el sistema de Asilo de la UE.
¿Qué resuelve el acuerdo alcanzado por los líderes?
– El problema principal fue resolver la crisis política que se produjo entre los Estados sobre la migración y que reveló oposiciones entre las posiciones de los gobiernos sobre estos temas. El acuerdo mostró que los líderes han expresado su voluntad de encontrar soluciones y superar posibles estancamientos. En cuanto a la gestión de la migración, el alcance del acuerdo sigue centrado en las políticas restrictivas y el tiempo dirá si las nuevas soluciones, como las «plataformas de desembarco» y los centros «controlados», son factibles.
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En los últimos años, la Unión Europea ha tenido que lidiar con la peor crisis migratoria desde la Segunda Guerra Mundial. En este nuevo acuerdo, ¿se resuelven algunas de las causas de esta crisis?
Cabe recordar que, desde 2015, los Estados e instituciones de la UE han podido hacer frente a la situación. Mientras que 2015 marcó un pico sin precedentes de llegadas a la UE (más de 1 millón), las llegadas han disminuido significativamente desde entonces (511 mil en 2016 y 204 mil en 2017) debido a una serie de medidas y acciones adoptadas por todos los actores relevantes y fuera de la Unión Europea. En este sentido, el espacio Schengen también se ha reforzado. El acuerdo alcanzado esta semana por los líderes de la UE perpetúa las políticas implementadas desde 2015 y se centra principalmente en la gestión de las fronteras y el retorno de los inmigrantes indocumentados.
¿Qué problemas quedan por resolver?
El principal problema a resolver es el establecimiento de una política comunitaria común y global sobre migración y asilo que aborde el fenómeno de la movilidad humana a largo plazo. Desde 2015, los estados e instituciones se encuentran en una gestión de «modo de crisis» y adoptan políticas y acciones a corto plazo. La migración será uno de los temas principales a tratar en los próximos años o décadas. Por lo tanto, los líderes de la UE deben acordar una estrategia a largo plazo de la UE que debería incluir una perspectiva más amplia que la actual, es decir, que aborde la migración legal hacia y dentro de la UE y una asociación real con terceros países.