La víctima fue Saman Kunan de 38 años, un antiguo miembro de los cuerpos de élite de la Marina, falleció la noche del jueves, 5 de julio, al quedarse sin oxígeno mientras estaba sumergido y tras completar con éxito una misión de suministro de oxígeno hasta la cueva.
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«La muerte de este experto buceador sirve para mostrar la dificultad de las tareas de rescate. A pesar del deceso no vamos a parar de trabajar para sacar al grupo», dijo el vicegobernador de la provincia de Chiang Rai.Los buzos tienen que atravesar 1,7 kilómetros de estrechos pasadizos entre visibilidad nula y corrientes de agua, un camino que toma, ida y vuelta, unas 11 horas.»El camino hasta los jóvenes es una continua sucesión de complicados y agotadores retos», declaró a Efe Rafael Arush, buceador voluntario.A las preocupaciones por la aproximación de un temporal de lluvias, se suma además el descenso en la cantidad de oxígeno dentro de la cavidad.
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Apakorn Yookongkaew, comandante de los buzos tailandeses, dijo a los medios que planean extender una tubería para proporcionar aire a los doce niños y el adulto.
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Las autoridades barajan dos opciones para la salida de los niños: bucear a través de los pasadizos inundados o encontrar un hueco en la montaña por donde sacarlos con la ayuda de un helicóptero.
La situación de las aguas es «mejor que nunca», señaló el buzo finlandés Nikko Paasi, por el descenso de la cantidad tras una ventana climatológica favorable y el incesante drenaje artificial gracias al funcionamiento de unas 20 bombas de extracción.
Los niños y el profesor fueron encontrados el lunes dentro de una cueva tras nueve días de intensa búsqueda en la que participaron más de 1.300 personas.Este grupo se internó en la cueva el pasado 23 de junio tras un entrenamiento de fútbol tras una tormenta que inundó la cavidad y les impidió la salida.
En un video se los ve delgados, pero con buen ánimo hasta riendo. Se los ha alimentado con complementos vitamínicos para que recuperen sus fuerza y puedan empezar a salir de la cueva situada en el parque natural Tham Luang-Khun Nam Nang Non, en la frontera entre Tailandia y Birmania.
Los jóvenes han empezado un entrenamiento intensivo para aprender a bucear, una opción de elevado riesgo, pero que según los expertos sigue siendo la más probable.