“Fue devastador”. Así relata Steven García el momento en que su hermana le contó que el hijo que tanto esperaba junto a su esposa Marina había muerto minutos después del parto.
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El soldado de 24 años estaba destinado en Corea del Sur y desde muy lejos esperaba el tan ansiado momento que se terminó convirtiendo en tragedia. Marina había dado a luz en su casa en Arizona y luego contó la historia del fallecimiento del menor a sus familiares.
Sin embargo, todo escondía una macabra mentira, ya que la mujer se había contactado con una pareja por Facebook y les había vendido al pequeño, indica Newsweek.
Apenas 16 horas después del nacimiento, Marina entregó el bebé a Alex y Leslie Hernández, los que fueron detenidos tres días después mientras se trasladaban por una carretera interestatal. La pareja le confesó a la policía que no era su hijo biológico y que habían falsificado los papeles.
Cuando los uniformados lograron localizar a Marina García, la mujer estaba viviendo con otro hombre, reconoció la venta del menor, la falsificación de los documentos y les dijo que era imposible que Steven fuera el padre.
A los pocos días el joven soldado fue informado de la verdad, aseguró que durante todo el embarazo estuvo seguro de que él era el papá del bebé y de inmediato comenzó el proceso de divorcio. Además viajó a EEUU para obtener la custodia, aún cuando los exámenes de ADN ratificaron que no era el padre biológico.
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El niño quedó a cargo del Departamento de Seguridad Infantil de Arizona y Steven lucha por darle un hogar a su hijo. El joven fue dado en adopción cuando era pequeño y siente que es hora de devolver la mano y hacer algo que “podría cambiar la vida del niño y darle un futuro mejor. Creo que es lo correcto”.
Los amigos de Steven iniciaron una campaña en Go Fund Me para recaudar fondos para financiar los constantes viajes que debe realizar desde Corea del Sur a EEUU y además para pagar el abogado que está llevando la causa en los tribunales de familia.
Por su parte, la pareja que compró al bebé recibió una pena de cuatro años de libertad condicional supervisada, mientras Marina espera sentencia, la que se conocerá en junio.