Rodeado por Suecia, Finlandia, Dinamarca y seis países más (nueve en total), el mar Báltico podría contener los “secretos” de qué deparará a los océanos con el cambio climático, pues de acuerdo a un reciente estudio, se puede utilizar como “máquina del tiempo” para conocer el futuro de los océanos costeros.
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El estudio “The Baltic Sea as a time machine for the future coastal ocean”, realizado en coordinación por 22 investigadores de 20 universidades en seis países y publicado en la revista Science Advances, argumenta que el Báltico “ puede servir para estudiar las consecuencias y la mitigación de futuras perturbaciones costeras, debido a su combinación única de una historia temprana de perturbación multifactorial y deterioro del ecosistema y la implementación temprana de la gestión ambiental transfronteriza para abordar estos problemas”.
Metro habló con el doctor Thorsten B. H. Reusch, del Centro Helmholtz para la investigación oceanográfica GEOMAR de Kiel, Alemania, quien explicó cómo el Báltico es un “buen mal ejemplo”, que puede ser de gran utilidad al resto del mundo.
P&R
P: ¿Qué condiciones tiene solo el Mar Báltico que es ideal para este estudio?
– El Báltico es esencialmente un buen «mal» ejemplo. Sufre de múltiples tensiones debido a la contaminación tóxica y de nutrientes, la sobre pesca y la deficiencia de oxígeno. Los niveles de acidificación del océano, por ejemplo, se encuentran entre los más altos del mundo. La temperatura del agua ha aumentado tres veces más rápido en las últimas tres décadas en comparación con otras regiones del mundo, lo que agrava el problema del oxígeno. El Báltico también se ha estudiado intensamente durante aproximadamente 100 años, proporcionando una riqueza incomparable en conjuntos de datos físicos, químicos y biológicos a largo plazo. Esto prepara el escenario para documentar los cambios en los ecosistemas y también para desarrollar y medir las mejoras causadas por la acción de gestión.
P: ¿Cuáles son los principales cambios que han tenido lugar en el Mar Báltico en los últimos 30 años?
– Si bien la gran perturbación del ecosistema del Mar Báltico se remonta a principios del siglo pasado, existen algunos éxitos de gestión modestos en los últimos 30 años en aquellos asuntos que pueden gestionarse a nivel regional. En particular, las curvas de presión en términos de sobre pesca, contaminantes tóxicos y aportes de nutrientes se han reducido. Vemos una recuperación de salmón, de focas y de grandes aves rapaces. Algunas poblaciones de peces también han vuelto a un estado satisfactorio. Habiendo dicho esto, en general, el Báltico no está de ninguna manera en un estado satisfactorio ahora, y se deben realizar esfuerzos mucho más fuertes para, por ejemplo, reducir aún más las aportaciones de nutrientes.
P: ¿Cuánto tiempo podrían verse los océanos globales en la situación actual del Mar Báltico?
– Los océanos costeros globales a menudo aún no se encuentran en un estado tan perturbado como lo es el Mar Báltico, ni tienen aún el régimen de gobernanza internacional para gestionar de manera efectiva sus ecosistemas.
P: ¿Cuáles son los puntos clave que deben corregirse para evitar que suceda?
– Los dos problemas más apremiantes que pueden abordarse a través de la gestión regional son la sobre pesca y la contaminación por nutrientes, que a su vez causa «zonas muertas» sin oxígeno. Para gestionar adecuadamente las poblaciones de peces, debemos integrar aún más la gestión en un contexto ecosistémico, por ejemplo, también teniendo en cuenta las posibles especies presa de especies objetivo, como el bacalao, y el aumento de la temperatura del agua debido al calentamiento global. Para reducir aún más la entrada de nutrientes debe implicar una reestructuración a gran escala de la agricultura intensa que será una tarea formidable. Hasta ahora, solo se han escogido las «frutas que cuelgan más abajo” para reducir la carga de nutrientes, por ejemplo, al mejorar las fuentes puntuales como las plantas de aguas residuales.
P: ¿Qué podemos aprender del Mar Báltico para otras áreas oceánicas?
El principal ejemplo del Mar Báltico es que el establecimiento de instituciones internacionales para la toma de decisiones mutuas es esencial, y culmina en objetivos medioambientales y requisitos jurídicamente vinculantes por parte de las políticas medioambientales de la Unión Europea. Es un muy buen ejemplo de cómo la cooperación internacional puede funcionar y crea situaciones de ganar-ganar. También podemos aprender de las fallas de gestión temprana en el Mar Báltico. Algunas de las fallas podrían atribuirse a un conocimiento científico insuficiente para apoyar los esfuerzos de gestión, por ejemplo, en relación con la gestión de pesquerías de especies múltiples o el desarrollo de áreas marinas protegidas.