«A mi padre le han metido dos tiros, a mi padre le han metido dos tiros“. Los gritos desgarradores de dos niños entrando a la iglesia Virgen del Rocío de Marbella alertaban a toda la comunidad de un terrible asesinato.
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El día en que todo era fiesta por la celebración de las primeras comuniones terminó en tragedia tras la muerte de David Ávila Ramos.
A las 13.45 horas del pasado sábado, un sicario en una motocicleta rompió el vidrio del Audi A3 que manejaba el sujeto, en el que además iban su esposa y sus dos hijos, señala El Mundo.
Tras ello disparó en 5 ocasiones, dándole tres veces en la cabeza, una en el pecho y otra en el hombro antes de darse a la fuga.
Desde la policía la investigación apuntó de inmediato a un ajuste de cuentas, el que además quería mandar un claro mensaje de intimidación.
Según los uniformados, Ávila Ramos, al que lo llamaban “El Maradona” por sus pésimas condiciones futbolísticas, “se había convertido presuntamente en uno de los reyes de la coca y el hachís en la Costa del Sol” en España y habría tenido problemas por una deuda millonaria con una banda colombiana.
El medio español señala que el mensaje de su muerte iba dirigida a los otros miembros de su grupo y por eso eligieron el día en que su hijo realizaba la primera comunión.
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El Maradona llegó tarde a la ceremonia y entró solo a la iglesia, por lo que era un buen momento para asesinarlo, sin embargo el sicario esperó la salida de toda la gente y que el sujeto estuviera junto a su familia para ajusticiarlo.
Desde su grupo cercano, eso sí, no entienden mucho su asesinato, ya que aseguran que “estaba forrado” en plata por lo que descartan la teoría de la deuda. ¿Cómo le iba a deber pasta a alguien?, se preguntan.