Un total de 12.202 días transcurrieron desde el día que cambió su vida para siempre. Ese día, Juan José Fernández (37) alertó sobre la desaparición de Anabel, su hija de 4 años, en un caso que conmocionó al pequeño pueblo español de Huétor Santillán.
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Días después llegó el trágico desenlace: la pequeña fue hallada muerta al interior de un pozo, cubierto por el lodo, con cortes en distintas zonas de su cuerpo y con heridas provocadas por fuertes golpes.
Ese misma jornada en tanto, fue detenido el autor confeso del crimen: Enrique Sánchez, de 22 años y quien es primo de la madre de la menor. El sujeto confesó que él convenció a la niña de acompañarlo a comprar golosinas. Sin embargo, nunca ese fue el propósito verdadero. La llevó hasta un huerto en donde abusó de ella e intentó violarla. Pero no pudo.
Ante esto, se asustó pensando que la pequeña iba a contarle a sus padres todo lo que pasó, por lo que decidió quitarle la vida. Primero intentó estrangularla, pero falló. Y luego recordó el pozo, lugar donde lanzó a la niña de cabeza estando todavía viva y luego huyó del sitio. Tras su arresto, fue condenado a 40 años de cárcel, pero salió antes y no se supo más de él hasta ahora.
Esto debido a que hace unos días se reportó una curiosa pelea callejera en Granada. Un hombre caminaba tranquilamente cuando otro, con cuchillo carnicero en la mano, se abalanzó sobre él. Tras varios golpes e intentos de apuñalarlo, y frente a la atónita mirada de diversos peatones, la policía llegó al lugar y detuvo todo.
Los oficiales intentaron dialogar con atacante y víctima, pero no sacaron nada en limpio. El primero solamente repetía que iba a matar al sujeto, mientras que el segundo decía que todo había sido un intento de robo, algo que no calzaba con el relato de los testigos.
Parecía que la historia iba a quedar allí, pero no. El diario Ideal, según consigna El País, dio con la verdad. Fernández, quien toda su vida fue carnicero, vio caminar a Sánchez y esto hizo remecer todo su cuerpo. Tras 33 años, volvía a toparse en la vía pública con el asesino de su pequeña niña.
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Y poco le importó que más personas fueran testigos de todo. Ahora, con 70 años, atacó al otro hombre, que ahora tiene 54, ejecutando una venganza que quizás planeó durante mucho tiempo.
Finalmente, cada uno volvió a lo suyo. Sánchez fue hospitalizado, se encuentra sin lesiones graves y espera continuar con su vida apenas le den el alta. Por su parte, Fernández fue detenido y a las horas fue dejado en libertad y deberá enfrentar cargos, mientras sigue trabajando con su cuchillo carnicero en mano.