Realizar una autopsia psicológica de las personas que han cometido suicidio es una herramienta útil que proporciona datos para prevenir que otras personas realicen el acto, informó hoy el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
PUBLICIDAD
Este procedimiento recaba datos del suicida y reconstruye las características personales, sociales, familiares y sintomatológicas de la persona a partir de los testimonios de sus familiares más cercanos.
Karla Valdés, investigadora de la Universidad Autónoma de Coahuila (Uadec), quien emplea esta técnica en una investigación, explicó que «a través de esta información se logra reconstruir la personalidad del sujeto», buscándose los detalles precisos que apuntan al origen del hecho suicida.
El instrumento tiene como objetivo generar estrategias preventivas pero también comprensivas respecto al fenómeno del suicidio.
A través de los datos pueden establecerse hipótesis, causas y, en algún punto, hacer prevención universal; además de proporcionar información sobre la situación de las familias de personas que se quitaron la vida.
Autopsia psicológica
«La autopsia psicológica se trabaja desde el expediente, donde miras algunas cuestiones como el método que utilizó para suicidarse y cómo tiene esto significado, pero nunca vemos la parte anatómica ni fisiológica. Por eso la llamamos autopsia psicológica», detalló por su parte otra integrante de la investigación, Iris Rubí Monroy.
Los investigadores buscan determinar cuáles son los factores estresantes o detonantes, así como la motivación del crudo acto de quitarse la vida.
Como resultado de las autopsias psicológicas, en el aspecto de motivaciones para cometer suicidio destacaron problemas sociales como la necesidad de aceptación por parte del otro.
PUBLICIDAD
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en México el suicidio se suele concentrar en la juventud. En 2015, cuatro de cada diez suicidas (41,3 por ciento) tenían de 15 a 29 años.
Valdés enfatizó que las razones por las que alguien comete suicidio varían a lo largo del tiempo, modificándose «por cuestiones sociales, políticas, económicas» e ideológicas.
La cautela es vital a la hora de realizar una autopsia psicológica, ya que conlleva inmiscuirse en las vidas ajenas y requiere del consentimiento informado de familiares y allegados del fallecido.
Una vez obtenida la autorización se realiza un primer contacto -ya sea vía telefónica o presencial- con el círculo cercano al suicida para obtener detalles. Luego, el equipo de psicólogos hace una segunda solicitud de consentimiento del familiar que corrobore la primera.
La doctora Monroy Velasco agregó que aplicar este instrumento fue una labor complicada, ya que en los diferentes casos habían transcurrido algunos meses del deceso de su familiar y el dolor estaba muy latente.
Abres nuevamente la herida. Cuando hacíamos la investigación, en algunos casos habían pasado siete meses, en algunos tres meses y es muy complicado poder articular algunas de las preguntas. Lo que hacemos es dar contención en el preciso momento», abundó. EFE