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Las autoridades refuerzan el control sobre criptomonedas tras hackeo récord

El ataque informático derivó en la pérdida de 523 millones de unidades de la criptomoneda NEM que almacenaba Coincheck en sus carteras virtuales, y cuyo valor total ascendía a 58.000 millones de yenes (430 millones de euros), según la empresa, que cifró en 260.000 el número de clientes afectados.

Las autoridades niponas anunciaron este 29 de enero que reforzarán los controles sobre los mercados de criptomonedas después de que el operador Coincheck sufriera el mayor ciberataque hasta ahora en el sector, mientras que su cotización se ha recuperado del golpe.

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El ciberataque perpetrado el viernes contra una de las casas de cambio de monedas virtuales de Japón con más volumen de negocio reavivó los fantasmas de 2014, cuando un caso similar tumbó a la entonces líder global Mt. Gox y desató el pánico en los incipientes mercados de monedas digitales.

En aquella ocasión, el hackeo hizo tocar fondo al valor del bitcóin y puso en jaque el futuro de la moneda virtual -muchos analistas la declararon muerta-, mientras que esta vez la sacudida ha sido leve y pasajera pese a que el valor de los activos perdidos en el ciberataque del viernes es el mayor hasta fecha.

El ataque informático derivó en la pérdida de 523 millones de unidades de la criptomoneda NEM que almacenaba Coincheck en sus carteras virtuales, y cuyo valor total ascendía a 58.000 millones de yenes (430 millones de euros), según la empresa, que cifró en 260.000 el número de clientes afectados.

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«Se trata de un ciberataque muy grande en términos absolutos, aunque es pequeño y localizado en Japón si se pone en perspectiva respecto al mercado en su totalidad», explicó a Efe el analista Charles Hayter, de la web especializada Cryptocompare.

Tras un «viernes negro» en el que salió a la luz el ciberataque e imperó la confusión, la empresa ha informado puntualmente del caso y prometido reembolsar las pérdidas en yenes a sus clientes, lo que repercutió positivamente en la confianza de los inversores.

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Actualmente el volumen de capitalización global de todas las criptomonedas asciende a 583,3 billones de dólares (470,5 billones de euros), unas 58 veces más que el que se registraba antes del escándalo de Mt. Gox, según la página de análisis de datos Coinmarketcap.

Además, NEM, la criptomoneda objeto del ataque, es una de las diez con mayor capitalización aunque se encuentra muy por debajo de las tres líderes (Bitcóin, Ethereum y Ripple).

Por estos motivos, los mercados han «digerido con rapidez el impacto», y la cotización del bitcóin y de otras de las criptomonedas más populares -incluida NEM- se situaba hoy en niveles previos al ataque en las principales casas de cambio niponas, añadió Hayter.

Al mismo tiempo, el hackeo ha puesto una vez más de relieve los riesgos de un «ecosistema financiero que opera como el salvaje oeste», según el experto, quien también señala que «son previsibles más ataques similares si los operadores no ponen en marcha medidas preventivas».

Coincheck admitió tras el ataque que no guardaba las criptomonedas de sus clientes en una «cartera fría» (un método de almacenamiento más seguro al ser inaccesible desde internet), y tampoco solicitaba una doble contraseña para autorizar transacciones, en contra de lo recomendado por las autoridades.

La Agencia de Servicios Financieros de Japón (FSA) señaló hoy en un comunicado que la empresa cuenta con «muchas faltas» en su sistema de administración y seguridad, y le ha ordenado corregir estos errores para concederle el permiso necesario para operar.

Este organismo también anunció que llevará a cabo inspecciones sobre este y otros operadores del país con vistas a evitar casos similares, mientras que el Gobierno ha llamado a «aclarar las causas» del escándalo y a «tomar las medidas preventivas necesarias», según dijo un portavoz.

Las autoridades niponas son pioneras en cuanto al reconocimiento legal de las criptomonedas y en medidas para promover su uso, una política que contrasta con otros países donde éstas han sido prohibidas o se mueven en un vacío legal.

Pero este caso ha vuelto a exponer las dificultades de los organismos reguladores y de los propios operadores para controlar estos mercados, que se encuentran en constante evolución y en los que proliferan incontables monedas basadas en nuevas tecnologías.

Fuente: EFE

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