Dawn Watson vivió desde su nacimiento con su madre y hermano en el seno de una secta donde el llamado ‘sexo libre’ era la base principal.
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Cuando tenía 13 años, pudo reunir el valor suficiente y escapar de la comunidad ‘Hijos de Dios’ (Children of God), conocida como ‘La Familia Internacional’.
Watson ahora comparte sus dolorosas experiencias para alentar a las víctimas a acabar con ese infierno, informa el Daily Mail.
Desde temprana edad, Dawn empezó a tener relaciones sexuales. En ese momento la niña no veía nada malo en los hombres con los que practicaba sexo, los denominados ‘tíos’.
«Cuando eres niño, aprendes a cepillarte los dientes; sin embargo, yo aprendí a tener relaciones sexuales», narra la mujer. También confiesa que tuvo que presenciar, entre otras cosas, fotos de mujeres desnudas clavadas en una cruz. «Fui abusada sexual, emocional y espiritualmente».
Pesca coqueta
La secta, de la que fueron miembros al menos dos personalidades de Hollywood –Harvey Weinstein y Rose McGowan, recientemente involucrados en un escándalo de acoso sexual–, tenía una peculiar manera de atraer nuevos adeptos y obtener financiación. Las niñas eran las encargadas de llevar a cabo la misión ‘flirty fishing’ (pesca coqueta), en la que se les pedía que se acostasen con hombres para conseguir su cometido.
Watson continúa: «Nos decían que como mujeres podíamos expresar nuestro amor sirviendo a los hombres, representantes de Dios. No había agresión, ya que todo sucedía en nombre de Dios, por eso resultaba muy difícil saber que lo que me hacían estaba mal».
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Historia profana
La secta ‘Hijos de Dios’ fue fundada en 1968 por el estadounidense David Brandt Berg, hijo de un pastor que fue expulsado de la iglesia por ser sospechoso de pedofilia con sus propios hijos. Cuatro años después ya había 130 sucursales diferentes, hasta en Brasil, donde residió Watson.
«Berg tenía mucha oscuridad interior. Incluso, antes de convertirse en un líder del culto ya había abusado de sus propios hijos. También quería tener muchas mujeres, por lo que no era bienvenido en la iglesia», dice Watson.
«Los hombres eran un peligro para mí»
Según cuenta la mujer, el fundador, conocido como el ‘padre David’, alentaba a las mujeres y los niños a pasar tiempo con sus ‘tíos’. «Nos lavaron el cerebro de tal manera que todos creíamos que el sexo libre era parte de la expresión de amor hacia Dios. Incluso cuando se trataba de niños muy pequeños, que ni siquiera entendían lo que estaban haciendo».
Watson confiesa que nunca conoció una figura paterna entre los hombres de la comunidad con los que mantenía sexo: «Siempre miré a los hombres y ‘tíos’ de la comunidad como un peligro y quería estar lo más lejos posible de ellos».
«Entonces me iría al infierno»
La mujer recuerda una dramática escena en la que recibió tantos azotes como parte de un castigo, que su pierna quedó completamente magullada. «Fui a ver a mi madre y pregunté: ¿esto es amor?».
Watson se sentía tan oprimida que a la edad de 13 años decidió irse, saltando por una ventana, de la casa en la que habitaban los miembros de la secta. «Si el mundo exterior era un lugar tan terrible como decían y si Dios quería matarme, iría al infierno. Ya no me importaba».
Watson dejó a su madre y su hermano. Luego deambularía durante tres años, viviendo en casas de otros que también habían huido de la secta. Cuando tenía 15 años, sin embargo, fue violada, algo que recuerda como uno de los momentos más dolorosos de su vida. «Después de eso llamé a mi madre, y ella finalmente tuvo el coraje de abandonar la secta también».
Nueva vida
Años después, Watson fundó su propia organización sin fines de lucro, con la intención de ayudar a las víctimas a salir adelante. «Aquellos que hayan sufrido fuertes dolores emocionales pueden venir a mí». La secta cristiana pervive hoy en día bajo el nombre de ‘La Familia Internacional’. En este momento está dirigida por Karin Zerby, la segunda mujer con quien se casó el ‘padre David’.