La serie de denuncias sobre abusos sexuales lograron poner en la palestra un tema que siempre ha existido, pero que pocas veces se le dio el tratamiento que de verdad correspondía: ser un foco importante de conversación.
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Y justamente una reflexión de este tipo buscaba Vokoban, quien en una carta publicada por la revista española Código Nuevo interpeló directamente a los millennials sobre este punto.
«Querido violador», es el título del texto, en donde se hace alusión al machismo, a las frases con las cuales se busca minimizar conductas que no deben ser permitidas y los chistes que en el fondo no tienen nada de graciosos.
Mira el escrito:
«Lo que menos soporta el ser humano es verse a sí mismo como una mala persona. Así que cuando hace algo que lo podría acercar a esta definición, encuentra excusas mentalmente y, sobre todo, evitan ponerle palabras a sus actos. ‘No, pero si ella quería’; ‘al final se lo pasó bien’; ‘todas dicen que no al principio para no parecer unas guarras’; ‘iba muy borracho’; ‘me había estado calentando’; ‘no podía dejarme con el calentón’… y demás frases que, tal vez, te suenen dramáticamente familiares. Probablemente las hayas dicho o se las hayas escuchado decir a tus amigos y hayas reído sin considerarte un violador o sin ser consciente de que estás alimentando esa cultura de la violación de la que tanto se habla.
Puedes ser un estudiante de Derecho o un drogadicto marginado, un padre de familia o un director de casting. Desde luego puede que no estés en la cárcel. La mayor parte de los violadores no lo están, porque la mayoría de las violaciones siguen sin denuncia. Un estudio de los 70, llamado ‘El violador inadvertido‘ se sorprendía de lo ‘normal’ que podías parecer, y de lo distintos que son tus entornos. El estudio concluía que se pueden hacer muy pocas generalizaciones, así que podrías ser cualquiera de mis conocidos.
Probablemente empezaste temprano a agredir sexualmente, tus colegas piensan exactamente igual que tú, y atacas a quien consideras vulnerable: alguien cercano, que confía en ti. Muchas veces eres una cita, un amigo o incluso una pareja. Y déjame decirte que si este último es tu caso, además de ser un agresor, estás roto: no sabes amar. El amor sin respeto no es amor. El sexo sin respeto es mierda. Y el sexo no consentido es violación. Otra cosa que sueles hacer es negar por principio: incluso tras admitir que has tenido sexo no consensuado, no aceptas que hayas cometido una violación. Pero si ella no te dio permiso, no la puedes llamar de ninguna otra forma. Cuando lo hiciste, tu objetivo ni siquiera era sexual, tú no querías follar: tú querías poseer, controlar, subyugar, humillar. Y aunque no haya sido a hostias, aunque ella haya estado inmóvil o en silencio, paralizada por el miedo o la presión, si no le apetecía y no te ha dado permiso, no has follado: la has violado. Haya habido o no penetración. ¿Por qué lo haces? La mayoría de veces las no tienes ningún trastorno, ni siquiera un trauma. En realidad, lo haces porque crees que puedes. Porque te han mentido: consciente o inconscientemente, te han educado para pensar que la mujer es inferior y te pertenece. La sociedad heteropatriarcal te ha hecho creer que tienes derecho a ejercer control y poder sobre ella. La cultura de la violación te ha abrazado, la pornografía te ha animado. Cada chiste del que te has reído que degradaba a la mujer, la hacía pasar por tonta, por mero objeto que utilizar para tu sexo, te ha reafirmado. Porque crees que alargas la mano y puedes agarrar lo que te apetezca, y que el cuerpo de la mujer es un medio para tu fin. Según Mary P. Koss, una profesora de Salud Pública de la Universidad de Arizona, los mitos de la violación te han hecho pensar que ‘no’ es ‘sí’, y es probable que tú y tus amigos os refiráis a las mujeres con vocabulario hostil. Es la misma cultura machista que luego silencia y culpabiliza a la víctima, esa que te dijo que no y aun así tú seguiste. Es probable que le hayas causado alguna disfunción sexual, como la dispareunia o dolor durante el coito. También puede que sufra problemas menstruales, dolor pélvico crónico o inhibición de la libido. Espero que tengas claro que el estrés postraumático es un problema a largo plazo y viene en forma de insomnio, pesadillas o ansiedad severa. Puede que también le hayas causado depresión o un trastorno alimenticio. Porque una hostia es una hostia, está diseñada para agredir. Pero lo que tú has causado es un destrozo mental además de físico. Has convertido en arma de odio, algo que está diseñado para dar placer y en última instancia, amor. Estás roto, y has roto a alguien, pero haremos que ese alguien se vuelva a levantar, y que tú no puedas romper a nadie más. Porque por fin vamos a poner el acento en ti y no en ellas. Porque el problema lo tienes tú y no la chica que haya tenido la desgracia de cruzarse en tu camino. En cada artículo y cada medio de comunicación se da el aséptico dato de que una mujer es violada en España cada ocho horas pero en realidad debería decirse que UN HOMBRE VIOLA A UNA MUJER EN ESPAÑA CADA OCHO HORAS, porque no son violadas por el Espíritu Santo ni por alguien abstracto, sino por un hombre que probablemente ni siquiera sea consciente de que está delinquiendo. Así las madres tendrán que dejar de decirles a sus hijas que tengan cuidado cuando salgan de noche y los padres no les sugerirán que se pongan una falda menos corta. En su lugar tendrán que decirles a sus hijos: ‘Cariño, esta noche no te emborraches mucho, que puedes violar a alguien, o ‘si ves que te entran ganas de violar a alguna chica, llámame y vengo a buscarte’… Porque dejaremos de hablar de las mujeres y de cómo tienen que protegerse y estaremos centrados en ti y en cómo debes dejar de pensar que la mujer está ahí para satisfacerte, quiera o no».