El expresidente ecuatoriano Rafael Correa afirmó este 23 de noviembre que con su regreso a Ecuador este fin de semana busca una «depuración» del movimiento oficialista Alianza País (AP) ante la «traición» del actual mandatario, Lenín Moreno, sin descartar volver a la política, según dijo en una entrevista con Efe.
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«Frente a esta traición es necesario cambiar y de hecho expulsarlo del movimiento y ratificar a Ricardo Patiño en la presidencia. Para eso hemos organizado la séptima convención, y para darle impulso mis compañeros me pidieron regresar», indicó Correa.
«Lo mejor es una depuración de Alianza País, una catarsis, que estemos menos pero que seamos más», insistió.
Correa tiene previsto llegar a Ecuador en la medianoche del viernes al sábado y permanecer en el país diez días, una estancia en la que visitará Guayaquil, Quito y Esmeraldas, donde confirmó que tendrá lugar el 3 de diciembre la convención nacional de AP.
Para Correa, este regreso a su país «tal vez es un retorno que no quería hacer a la política. Porque yo quería retirarme unos años, tener paz, privacidad, seguridad con mi familia».
En cambio, consideró que su sucesor ha incurrido en una «traición peor que si hubiese ganado la oposición», algo que le ha «obligado a regresar al país».
Correa lamentó que el actual presidente haya tratado de «apropiarse de la vicepresidencia metiendo preso al vicepresidente», Jorge Glas, inculpado por el caso de corrupción Odebrecht y a quien consideró un «preso político» por considerar que no hay pruebas en su contra.
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También acusó a Moreno de dar un «golpe de Estado» con la organización de una consulta popular para eliminar la reelección indefinida que Correa impulsó, y que a su juicio sólo muestra «debilidad» del Gobierno al tratar de inhabilitarle, y de «apoderarse de AP comprando gente, presionando, engañando».
«Por ello regreso, porque nuestros compañeros han sido perseguidos, agredidos, amenazados. Sin embargo, siguen ahí defendiendo los principios de la revolución», subrayó.
Correa consideró que debe asistir a la convención de AP para «cambiar la presidencia del movimiento, que está en manos de Lenín Moreno; yo mismo lo impulsé».
El exmandatario incluso animó a Moreno a impulsar un movimiento alternativo: «Que lo haga. No podemos tener no sólo el alto a la revolución ciudadana, sino la contrarrevolución en nuestras propias entrañas», apostilló.
En su opinión «la ruptura está dada. No podemos caer en falsas uniones».
Correa insistió en que «razones familiares muy fuertes» le llevan a seguir residiendo en Bélgica, de donde es originaria su esposa, y que su idea era «probablemente retirarme definitivamente de la política».
«Siempre dijimos que todos debemos ser necesarios y que nadie debe ser imprescindible. Pero tal vez pecamos de ingenuos, de exceso de confianza, al final de vanidad, al creer que en diez años habíamos hecho lo suficiente para impedir que se nos regrese al pasado. Y en menos de seis meses lo han logrado», indicó.
«Por eso tenemos que seguir presentes», advirtió, y agregó que «veremos cómo se presentan las cosas en el futuro» y que «jamás eludiremos nuestras responsabilidades históricas».
Correa rechazó en principio que vaya a reunirse con Moreno: «De ninguna manera. Si él lo pide, con determinadas condiciones, yo me reúno hasta con una serpiente por mi patria, para buscar el bien común».
«No sólo no representa a la revolución ciudadana, sino que es la contrarrevolución», dijo sobre su sucesor.
En su opinión, al igual que en Brasil, se está desarrollando «una estrategia a nivel regional» de «judicialización de la política» en Ecuador, donde «ya tenemos un capítulo con la traición del actual mandatario».
«Ha cumplido cero del programa de gobierno aprobado en las urnas, y probablemente el 100 % del programa de gobierno de la oposición derrotada en las urnas», comentó.
Preguntado por la deuda conjunta de 50.000 millones de dólares que Moreno achaca a la herencia de Correa, el exmandatario aseguró que «este señor sumó peras con camellos, con platillos voladores, cualquier cosa para torturar los números y hacer creer que había sobreendeudamiento».
«Dígame cuál es la deuda de los años anteriores, 2014, 2013, 2012. No existe porque nunca se ha medido así la deuda», apuntó, y aludió a que «hasta su propio ministro de Finanzas frente a la Comisión económica de la Asamblea Nacional, donde no podía mentir, desmintió al presidente y dijo que la deuda es del 20 ó 29 % del PIB».
Correa reconoció que su retorno a Ecuador implica un «alto riesgo» no sólo a nivel judicial: «Cualquier cosa puede pasar. También puede generar incidentes, violencia, para decir viene Correa y divide al país. Es la estrategia que se utiliza en Venezuela, que también se utilizó en Brasil», comentó.
Fuente: EFE
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