Salim Essaid / MWN desde Jordania
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El Eid el-Fitr finalmente ha llegado. La festividad concluye el mes sagrado del Ramadán para miles de millones de musulmanes alrededor del mundo, quienes han pasado los días del último mes sin comida ni agua entre el amanecer y el anochecer.
Sin embargo, para Saleh Mohammed Eid y para los otros 53 mil sirios que están viviendo en el campamento de refugiados de Azraq, localizado en la calurosa región centro este de Jordania, esto es una bendición añadida. Por primera vez, la electricidad les permite refrescarse en el campamento.
«Hemos tenido algunos veranos muy calurosos».
“Hemos tenido algunos veranos muy calurosos”, dijo a Metro Eid, quien vive en el campamento de refugiados de Azraq junto a su esposa, madre y cuatro hijos. Todos celebran el “festival para romper el ayuno” con aire fresco de los ventiladores eléctricos. “Nuestras vidas han cambiado mucho debido a la electricidad. Es un 100 por ciento distinta”.
La luz del descanso
Eid dice que está especialmente encantado de que puedan servir refrescos helados con cubos de hielo junto a postres de la temporada como el kaek el-eid o con pasteles Eid que son hechos con harina y sémola, a los huéspedes que visitan su casa durante las fiestas.
Dice que tener electricidad les permite proveer a sus hijos una vida más cómoda. Pueden ver televisión, conseguir helado del mercado local, y comer alimentos de mejor calidad que no se echan a perder en un día, ya que ahora pueden mantenerlos refrigerados. Y lo más importante para ellos, es que finalmente pueden descansar durante las noches.
Podemos dormir ahora. Antes no podíamos».
“Podemos dormir ahora, antes no podíamos”, dice Eid, describiendo el aspecto más difícil de vivir en un campamento sin electricidad. “Nos pasábamos las noches despiertos debido al calor”.
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El primer campo de refugiados con energía
Jordania es conocida por tener veranos sofocantes, y este año una ola de calor con temperaturas por sobre los 30 grados Celsius continúa afectando al país durante los tres días de festividades. En las tardes, las temperaturas alcanzan los 35 grados. E incluso cuando el sol se pone, los pisos de concreto de las casas de una habitación del campamento de Azraq mantienen el incómodo calor durante la noche.
En el pasado, Eid y sus parientes mojaban el piso y después lo cubrían con una alfombra para mantenerlo frío y así poder obtener un descanso aceptable durante la noche. Ahora, un ventilador eléctrico hace el trabajo y les permite descansar y refrescarse.
El campamento de Azraq empezó a usar electricidad en enero de 2017, y dos meses después se transformó en el primer refugio en usar energía solar, un proyecto desarrollado por el Alto Comisionado para los Refugiados de Naciones Unidas en conjunto con la Fundación Ikea.
Celebrando hasta la madrugada
Eid, quien es de Hama, región al centro oeste de Siria, escapó de la guerra civil en el 2013 hacia Jordania, donde se ha movido entre los campos de Amman y de Zaatari antes de llegar a Azraq en el 2014, cuando el campamento fue levantado.
Dice que en Azraq se sintió como en casa desde que se mudó ahí con alrededor de 200 parientes. También están sus seis hermanos, que viven en las casas de los alrededores de la suya, lo que convierte al Eid al-Fitr en una festividad muy atareada.
“Hicimos cab (plato de arroz mezclado con carne y vegetales), seeniya (plato horneado con arroz, carne y verduras), ensalada, postres como sahlab hecho con leche y harina de sal, y otros con nuestras manos”, dice Baraa Ahmed Al-Taghreem, cuñada de Eid que vive en la casa de al lado y está feliz de poder mantener en su nuevo refrigerador la comida y los postres para las fiestas.
Antes estábamos viviendo bien, afortunadamente, pero cuando llegó la electricidad, hubo una clara diferencia».
También, con una pequeña lavadora y secadora, ahora puede tenerle ropa limpia a sus hijos para el Eid al-Fitr.
Y agrega: “Antes tenías que lavar, fregar, y al final quizás ni siquiera quedaban limpias. A los niños les encanta usar colores brillantes como el rosa y les gusta tener la ropa recién lavada. Antes estábamos viviendo bien, afortunadamente, pero cuando llegó la electricidad, hubo una clara diferencia”.
La madre y refugiada dice que ahora con la electricidad ella y sus familiares no tienen que irse a la cama con la puesta del sol. Con luz, ventiladores y televisión, puede estar despierta y celebrar el Eid al-Fitr hasta la madrugada.