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Las consecuencias de una simple mordedura de perro

La mordedura de un perro poco atendida puede traer graves consecuencias.

A David Krall lo mordió un perro, le restó importancia y sufrió graves consecuencias.

Krall, quien es maratonista, salió a trotar con su perro y luego de su actividad física y el perro de uno de sus vecinos se enredó en una pelea con su mascota. Al intentar separarlos, lo mordió y le provocó una pequeña en su muslo.

Poca importancia le dio Krall a su herida, pues al llegar a su hogar solo se lavó con agua, jabón y se aplicó una crema antibacterial. Al día siguiente del accidente visitó un centro médico. Allí le suministraron una inyección antitetánica. él le había dicho al especialista que el perro que lo mordió tenía una vacuna contra la rabia.

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Aunque a Krall le advirtieron para suministrarle antibióticos como precaución, él creyó que ya era suficiente, reportó Infobae.

Terrible desenlace

Cuando Krall regresó a trabajar comenzó a sentirse mal, tanto así que le pidió a su esposa que lo llevara a casa porque no estaba en condiciones para conducir. La mujer de una vez lo llevó a la clínica.

Cuando le tomaron la temperatura a Krall estaba alta, pero sobre todo en la región de la herida. En el centro médico le dijeron que fueran a un hospital universitario de Kentucky.

Tras esperar media hora en el recinto hospitalario, ambos se dieron cuenta de que sus perros habían estado solos durante 13 horas. Entonces la esposa de Krall regresó a casa para poder asistirlos y pasearlos. Demoró dos horas y regresó al centro médico.

En el tiempo en que la esposa de Krall se había demorado, una enfermera lo atendió quien no le dijo qué le había provocado la herida ni qué tipo de vacuna le habían aplicado el día anterior. Su presión estaba baja, pero cansado de que todavía ningún médico lo revisara, y decidió volver al día siguiente.

Krall no aguantó y en la madrugada fue de nuevo a la clínica, donde fue depositado en una silla de ruedas. Mientras tanto, su esposa fue a parquear el auto y regresó a la sala de espera del lugar, donde una enfermera le había dicho que se preparara porque quizá su esposo no iba a resistir ese día.

Cuando la esposa de Krall le comentó a uno de los médicos lo que le había sucedido a su esposo ya los especialistas pudieron saber lo que ocurría. Información que David había obviado la noche anterior y que era esencial.

Para ese entonces, los dedos de Krall estaban azules, sus ojos cerrados y tendido en una sala de urgencias. Estaba en shock. Pero además, hizo referencia al historial de su esposo: no tenía bazo, órgano clave para el sistema inmunológico.

Los médicos comenzaron a intentar salvarle la vida a Krall, pero también para tratar de determinar qué estaba matándolo por dentro. Pensaron que se trataba de meningitis y no evaluaron que la esposa les decía que pudo ser la mordedura y una bacteria que la saliva de los perros tienen.

Las causas

Capnocytophaga canimorsus. Eso puede ser fatal en los pacientes sin bazo, según le había dicho un médico amigo de la familia tras conocer el estado de David.

Dereck Forster fue quien lo identificó. Fue llamado al sexto día de internación de David. Sabía que una herida no necesariamente mostraba signos de infección pese a que una bacteria estuviera haciendo estragos en el organismo de un paciente. Llamó al laboratorio y preguntó si habían notado algo raro en las células de la sangre del maratonista. «Son muy pequeñas». Además, crecían lentamente. Era un signo claro de que se confirmaba su sospecha: capnocytophaga.

David permaneció en coma once días, pero al menos los médicos ya sabían de qué se trataba. Y sabían cómo revertir la situación, aunque no fuera fácil. Atravesó meses de recuperación y las consecuencias fueron gravísimas. Tres dedos de los pies debieron ser amputados y debieron colocarle un implante coclear. Había perdido toda la audición.

Para Forster, la negativa de David de aceptar los antibióticos luego de la mordida fueron fundamentales en el desarrollo de su estado. El haberse sometido a un tratamiento corto, hubiera eliminado -seguramente- la posibilidad de infectarse. Pero también la falta de comunicación y la omisión de información clave a los médicos y enfermeros dieron como resultado el dramático cuadro final del paciente.

Con información de Infobae

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