El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, se comprometió hoy en su primer discurso como gobernante con la unidad de su nación dentro del respeto a la diversidad y con la lucha contra la desigualdad en el país, en el que aseguró que mantendrá la dolarización.
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«Todos somos hechos del mismo Ecuador y compartimos el aire y oxígeno con nuestros hermanos», dijo Moreno en su primer discurso en la Asamblea Nacional, en el que agregó: «Somos uno y somos todos, somos diversos, venimos de una misma historia».
Antes del discurso, Moreno recibió la banda presidencial de manos del expresidente Rafael Correa y juró su cargo ante el presidente del poder legislativo, José Serrano.
El presidente, que gobernará Ecuador hasta el año 2017, agradeció a los visitantes por asistir a lo que llamó el fin de una «época que deja al país con una realidad y objetivos más claros».
Un momento «cuando se une herencia de pasado con el presente y el futuro, que estamos construyendo desde hace diez años», dijo en referencia al inicio de la llamada Revolución Ciudadana, como se llama el proyecto político que lideró desde 2007 Correa, a quien llamó «hermano querido».
Agradeció también a quienes lo apoyaron en las urnas y también a los que no votaron por él. «Todos, absolutamente todos, formaremos parte de un ineludible diálogo nacional», dijo.
«Soy el presidente de todos, me debo a todos, respeto a todos», dijo tajantemente el gobernante al reiterar que cumplirá, además, con su oferta de campaña de protección a la ciudadanía llamado «Toda una vida» para proteger al ciudadano desde su nacimiento hasta la vejez.
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Aseguró que en su administración se pondrá énfasis en inculcar valores a los jóvenes, a quienes se apoyará para facilitar su acceso a estudios así como en el desarrollo de emprendimientos.
«Si desde temprana edad no se inculcan valores, luego es costoso y, a veces, imposible social, económica y humanamente dar soluciones», dijo al agregar que librará una «lucha sin cuartel contra el microtráfico de drogas en barrios, escuelas y colegios» para lo que no dudará en decretar «una emergencia nacional».
Apuntó que su Gobierno se centrará en la «eliminación de la pobreza extrema», en «la entrega de transferencias monetarias para las poblaciones vulnerables», «la ampliación de los esquemas de protección social», «la construcción de vivienda», «el incremento de la producción y la apertura de plazas de empleo».
En el apéndice económico, Moreno aseguró que sostendrá la dolarización, que rige en el país desde el año 2000, y que «no habrá una moneda paralela», como temen sectores opositores con la introducción del dinero electrónico.
También abogó por una «mayor austeridad en el gobierno» y «mayor productividad» como vía para resolver los problemas económicos y anunció una «batalla frontal» contra la corrupción.
Instó en ello a las autoridades estadounidenses y brasileñas a entregar todas las listas de posibles corruptos en el país relacionadas con el caso Odebrecht.
En las relaciones internacionales, se comprometió con la integración regional, en el apoyo a los procesos de paz y reiteró el respaldo a Colombia en el desarrollo de los diálogos de paz que adelantan el Gobierno y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de esa nación, en Quito.
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