La exsoldado Chelsea Manning, la primera gran fuente de WikiLeaks, salió hoy de prisión tras siete años privada de libertad, una quinta parte de la pena que le había sido impuesta, gracias al perdón presidencial que le otorgó en enero el entonces presidente estadounidense, Barack Obama.
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Manning había sido condenada a 35 años de prisión, pero Obama conmutó parte de su condena solo tres días antes de abandonar la Casa Blanca y fijó para hoy su fecha de liberación.
A pesar de las grandes expectativas, la liberación tuvo un perfil muy bajo, pues no hubo ningún acto de prensa y los medios solo pudieron conocer que Manning había dejado a primera hora de la mañana la prisión de seguridad media de Fort Leavenworth (Kansas) gracias a un breve comunicado de un portavoz del Ejército.
«Puedo confirmar que Manning ha sido liberada de Fort Leavenworth. Con base en las restricciones de la ley de privacidad no hay nada más que pueda proporcionarle en este momento», dijo la portavoz del Ejército, Valerie L. Mongello.
Posteriormente, en un comunicado distribuido por su equipo legal, Manning expresó alegría por su liberación y, en su cuenta de Twitter, subió una foto de sus pies y, acompañado de un emoticono de una cara sonriente, colgó un mensaje: «Primeros pasos en libertad».
«Después de otros cuatro tensos meses de espera, el día finalmente ha llegado ¡Tengo tantas ganas de tantas cosas! Lo que sea que esté delante de mí, es mucho más importante que el pasado. Estoy tratando de resolver las cosas ahora, es emocionante, raro, divertido y todo nuevo para mí», dijo en un comunicado.
Ya en libertad, Manning, de 29 años, seguirá formando parte del Ejército, aunque estará de baja mientras se procesa el recurso que presentó contra su condena, que también incluía su expulsión del cuerpo militar, según informó un portavoz del Pentágono.
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¿QUÉ FILTRÓ CHELSEA MANNING?
Mientras era analista de inteligencia militar, Manning filtró en 2010 al portal WikiLeaks más de 700.000 documentos clasificados sobre las guerras de Irak y Afganistán y cables del Departamento de Estado, lo que supuso un revés para la diplomacia estadounidense y alimentó un debate sobre el papel de Washington en el mundo.
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