Damos un vistazo a la trayectoria de Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, en su llegada al poder. El país está en la mira internacional por la decisión del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), que dejó al país de un plumazo sin el Parlamento, que era visto por los opositores al Gobierno como el último reducto de democracia en la Venezuela chavista aunque no había podido ejercer poder alguno.
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La decisión que sacudió a los Poderes Públicos del país la media noche del miércoles, no solo apaga la voz de la oposición dentro del Estado, sino que además convirtió al Judicial en un súper poder que decide las leyes y ejerce su cumplimiento, lo que es para el antichavismo una camisa hecha a la talla del Gobierno, un «autogolpe».
El TSJ mantenía en desacato a la Asamblea Nacional (AN, Parlamento) desde principios de 2016 luego de que la directiva de la Cámara decidiera juramentar a tres legisladores opositores indígenas cuya elección había sido suspendida por un supuesto fraude electoral.
La decisión de los opositores de investir a estos tres diputados pese a una prohibición expresa de la máxima corte fue la primera fisura entre los poderes públicos que alcanzó hoy el clímax de la crisis institucional.
El Poder Judicial ha sido desde hace un año la primera piedra de tranca y martillo de la AN, un escenario que la oposición vislumbró desde antes de asumir el Legislativo, cuando el chavismo -en pleno receso legislativo- después de perder las elecciones convocó a una sesión para designar una treintena de magistrados del TSJ.
El acto que decidió los nombres de muchos de los juristas que hoy controlan las salas de justicia fue el último que hicieron los chavistas luego de perder el control de la AN y con ello una hegemonía de 15 años.