El alcalde Jaime Nebot suscribió como testigo de honor, en un acto realizado hoy 28 de marzo, en el Salón de la Ciudad, el contrato para el estudio del diseño de un desarrollo urbanístico sostenible y sustentable del área donde funciona el actual aeropuerto internacional José Joaquín de Olmedo.
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Este espacio quedará vacante una vez que concluya la actual concesión y entre a funcionar el nuevo aeropuerto intercontinental en Daular.
El contrato, denominado “Estudio, Planificación y Diseño del aprovechamiento y desarrollo múltiple de los terrenos y el entorno del actual aeropuerto José Joaquín de Olmedo de Guayaquil”, constituye la primera fase del plan maestro de desarrollo de esta zona de la ciudad y se suscribió entre la Autoridad Aeroportuaria de Guayaquil y el consorcio ASOPLAN, integrado por las empresas nacionales Consultora Vera y Asociados, Metros Cuadrados Estrategas inmobiliarios S.A. y la empresa norteamericana Perkins Eastmant Architects DPC. Su plazo de entrega está estipulado para fines del presente año.
Según el representante de Perkins Eastman, Stephen Forneris, el estudio forma parte de una propuesta de desarrollo con visión a largo plazo para los próximos 50 años.
40% de áreas verdes y lagunas
El área a implementarse con la nueva propuesta en estudio tiene una extensión de 180 hectáreas, de las cuales, el 60% corresponde a un desarrollo de viviendas, comercio, servicios y residencias, excluyendo expresamente las industrias; mientras que un importante porcentaje de estos terrenos, el 40%, se destinarán para áreas verdes y azules (lagunas y fuentes).
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Concomitantemente, se incluye la implantación de dos o tres vías directas desde la Av. Pedro Menéndez Gilbert hacia el noroeste, como alternativas para el tránsito vehicular, que en la actualidad es intenso y trabajoso en ese sector de la ciudad.
Al respecto, el alcalde Nebot resaltó la suma relevancia del proyecto que, dijo, inserta a Guayaquil en las iniciativas de desarrollo urbanístico sustentables en el mundo y constituye un hito en este ámbito. Sostuvo que el proyecto no impondrá ninguna carga económica para el Cabildo, pues por su carácter de autosustentable se ‘paga solo’ y no a través de impuestos ni tasas.
Ingresos para la ciudad
“Este proyecto le va a dar ingresos a Guayaquil, porque la parte que se va a desarrollar para vender cubre el 100% del proyecto de desarrollo y debe dejar la utilidad suficiente para la ciudad”, ha anunciado.
A esto se suma los impuestos prediales, las tasas de habilitación y todo el andamiaje tributario municipal que implica las propiedades en esta nueva ciudad dentro de la ciudad.
Explicó que en los siete años que separan la presentación de los estudios hasta el 2024 se ocuparán en el mercadeo internacional y nacional que se debe hacer para atraer a la inversión extranjera y local, pues se pondrá en venta mediante el sistema de subastas de macrolotes, siguiendo los procedimientos debidos, de especificaciones técnicas, concepciones, movilidad, usos y ordenanzas específicas que se tendrán que implementar para el efecto.
“Sin duda, -auguró- va a ser un ícono mundial que tendrá Guayaquil como líder de desarrollo de ciudades en el mundo. Las ciudades se planifican. Aquí nos ha tocado arreglar una ciudad sin planificación, y empezar a planificar una ciudad como se lo ha hecho; pero las ciudades se manejan así, como en todas partes del mundo civilizado y capacitado, con previsión, con visión, con decisión”.
A partir del 2024
El desarrollo de este proyecto está previsto para el 2024, cuando esté listo el nuevo aeropuerto intercontinental en Daular, a 20 kilómetros de Guayaquil, y los terrenos donde funciona el actual aeropuerto internacional José Joaquín de Olmedo queden libres.
Según ha divulgado la fundación municipal Autoridad Aeroportuaria de Guayaquil, el diseño urbano conceptual que se pretende implementar busca fortalecer y consolidar a Guayaquil como ciudad modelo de desarrollo urbano y sostenibilidad, proveyendo un ambiente de alta calidad y fuerte sentido de comunidad, creando una infraestructura urbana contemporánea e integral, con la flexibilidad requerida para futuros desarrollos, residencias, servicios y espacios abiertos, ‘siempre respetando y considerando las necesidades de la ciudad, la gente que la habita, su historia y su cultura’.