Un zoo japonés sacrificó 57 monos tras haber descubierto que eran portadores de genes de especies “exóticas invasoras”, anunciaron el martes 21 de febrero de 2017 las autoridades.
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El Takagoyama Nature Zoo de Chiba, en la periferia este de Tokio, tenía 164 monos que, según creía la organización, eran puros macacos japoneses. Sin embargo, el operador y los responsables locales descubrieron que alrededor de un tercio de ellos eran descendientes de un cruce con el macaco Rhesus (Macaca mulatta) .
Esta variedad de mono está incluida en la lista mundial de especies amenazadas, según la Unión Internacional para la Conservación (UICN), pero en Japón el macaco Rhesus está clasificado como una “especie exótica invasora”.
“Están sometidos a la expulsión en virtud de la ley, que prohíbe la posesión y transporte de especies foráneas clasificadas” en ese grupo, explicó a la AFP un responsable local.
“Para proteger al macaco japonés, hemos suprimido a esos especímenes cruzados” , declaró el responsable, que pidió el anonimato, agregando que habían sacrificado a los monos con una inyección.
La administración del zoo informó haber organizado una ceremonia en un templo budista cercano para el reposo de las almas de los monos.
La especie “invasora” supone un problema porque “se mezcla con los animales indígenas y amenaza el medio natural y el ecosistema”, explicó el portavoz en Japón del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Junkichi Mima.
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El mono de las nieves, conocido en Japón por el nombre de Nihonzaru (o macaco japonés) es de color marrón tirando a beige y tiene la cara roja.
El zoológico de Takagoyama descubrió los híbridos a partir del sesgo de los exámenes genéticos, al advertir que los monos cruzados se parecen a los puros japoneses pero tienen la cara ligeramente más pálida.
El zoo de Takagoyama Nature empezó a alimentar a los monos de las nieves salvajes en 1957 y puso a decenas de ellos en cautividad. Pero, en los años 1990, el número de macacos Rhesus, procedentes de China y del sureste asiático, empezó a aumentar en la región y la prefectura de Chiba intentó deshacerse de ellos.
Los descendientes cruzados son objeto de una medida de matanza desde que en 2013 se revisara la “ley de protección del medio ambiente indígena”, precisó un responsable de la prefectura de Chiba.
Aún así, el ministerio de Medio Ambiente ha señalado que se pueden hacer excepciones. “Es muy importante evitar la exposición a los animales foráneos”, apuntó Tomoko Shimura, de la Sociedad de Conservación de la Naturaleza de Japón (Nature Conservation Society of Japan) .