El discutido asesor de Seguridad Nacional del presidente Donald Trump, Michael Flynn, renunció al cargo el lunes en la noche tras reportes de que informó erróneamente al vicepresidente, Mike Pence, y a otros funcionarios sobre sus contactos con Rusia. Su marcha supone el mayor revés hasta el momento para el equipo de asesores del republicano apenas un mes después de su llegada a la Casa Blanca.
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En su carta de renuncia, Flynn dijo que mantuvo numerosas llamadas telefónicas con el enviado de Moscú en Estados Unidos durante la transición y dio «información incompleta» sobre esas discusiones al vicepresidente. Pence, al parecer confiando en la información que le había proporcionado Flynn, dijo en un primer momento que el asesor no había discutido las sanciones con el embajador ruso, aunque éste reconoció más tarde que podrían abordado el asunto.
Las revelaciones fueron otro revés desestabilizador para un gobierno que ya encajó una importante derrota legal, no pudo poner en marcha una de sus políticas bandera y protagonizó una serie de tropiezos diplomáticos embarazosos.
Trump designó también el lunes al teniente general retirado Keith Kellogg como asesor de seguridad nacional interino. Kellogg ya había sido nombrado antes jefe del Consejo de Seguridad Nacional y asesoró al candidato republicano en campaña. El presidente considera al exdirector de la CIA David Petraeus y el vicealmirante Robert Harward, un SEAL de la Marina, para el puesto, según un alto cargo del ejecutivo.
El relato del equipo de Trump sobre las conversaciones entre Flynn y el diplomático ruso cambió repetidamente a lo largo de varias semanas, incluyendo el número de contactos, las fechas y, en última instancia, el contenido de las conversaciones.
El Departamento de Justicia advirtió semanas atrás al equipo de Trump de que las contradicciones entre sus palabras en público y los detalles reales de las llamadas podrían poner a Flynn en una situación comprometida, dijeron el lunes por la noche a The Associated Prees un responsable del gobierno y otras dos personas familiarizadas con la situación.
Una de las personas dijo que la dependencia alertó a la Casa Blanca de que había discrepancias entre lo que los funcionarios decían en público respecto a los contactos de Flynn y los hechos. Una segunda fuente señaló que el Departamento de Justicia estaba preocupado de que Flynn pudiera quedar en una posición comprometida.
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La Casa Blanca ha estado al tanto del aviso de Justicia por «semanas», explicó un funcionario del gobierno, aunque no estuvo claro si Trump y Pence habían sido informados.
Las fuentes insistieron en hablar bajo condición de anonimato porque no estaban autorizadas a discutir el asunto públicamente. El Washington Post fue el primero en reportar la comunicación entre el Departamento de Justicia, incluyendo a la ex procuradora general Sally Yates, y la administración Trump.
Flynn se disculpó con Pence la semana pasada, tras un informe del Washington Post afirmando que el consejero de seguridad nacional ha discutido las sanciones con el enviado ruso.
El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, dijo que Trump estaba consultando con Pence el lunes sobre sus conversaciones con el asesor de seguridad nacional. Preguntado si el presidente había sido consciente de que Flynn podría discutir las sanciones con el enviado ruso, Spicer dijo: «No, absolutamente no».
Trump, que comenta sobre un flujo constante de temas en su página de Twitter, ha estado calladamente callado sobre el asunto desde que The Washington Post informó la semana pasada que Flynn había discutido las sanciones con el enviado ruso. Un funcionario estadounidense dijo a The Associated Press que Flynn estaba en contacto frecuente con el embajador Sergey Kislyak el día en que el gobierno de Obama sancionó a Rusia por el robo relacionado con las elecciones, así como en otras ocasiones durante la transición.
Fuente: AP