El presidente Rafael Correa, considera que «España y Ecuador están dando ejemplo al mundo de cómo tratar a los extranjeros» y vaticina que «más pronto que tarde» la izquierda latinoamericana «volverá a arrasar en todo el continente».
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Correa se declaró partidario de «un adecuado proteccionismo» para defender a la industria nacional, como el que aplicaron, argumenta, los países hoy avanzados para desarrollarse.
Entre los ecuatorianos que viven en España -más de 300.000- «la inmensa mayoría quiere seguir residiendo aquí», según ha constatado Correa en las reuniones que ha mantenido en estos tres días con millares de compatriotas residentes en Barcelona, Valencia, Murcia y Madrid.
«La convocatoria ha sido impresionante. En este sentido ha sido el viaje más exitoso que he hecho en estos diez años», aseguró Correa en una entrevista a EFE.
«Nuestra comunidad es la segunda extranjera más importante en España y, salvo casos aislados de violencia o abuso laboral, la regla general ha sido una integración prácticamente total», dijo el Presidente.
Pero «lo mismo en Ecuador», añade. «Somos el país de América Latina con mayor cantidad de refugiados, por el conflicto colombiano, y somos ejemplo a nivel mundial».
«Mientras en otros lados los reciben en albergues, en campamentos aislados de la sociedad, en Ecuador están perfectamente integrados con acceso a todos los derechos», explica.
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Menciona que acaba de adoptarse en Ecuador una nueva ley de movilidad que garantiza los derechos de los extranjeros en el país.
España y Ecuador, subraya, «están dando ejemplo al mundo de cómo tratar a los extranjeros que desean residir en nuestros países, y de considerar la movilidad humana como un derecho fundamental».
Correa lamenta, por otro lado, la tibia reacción de los gobiernos latinoamericanos a las medidas migratorias puestas en marcha por el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
«En la cumbre de la CELAC nos faltó un discurso mucho más contundente», manifiesta en referencia a la reunión celebrada por los líderes latinoamericanos -con destacadas ausencias-, la semana pasada en la República Dominicana.
Correa expresa su confianza en que, con el tiempo, cuando pase la sorpresa, Latinoamérica «pueda consolidar un discurso más radical, más claro, en defensa de sus intereses y particularmente de sus migrantes».
El presidente recomienda a su sucesor «seguir apostando por lo más importante: el talento humano».
«Los países que se desarrollan no son los que tienen petróleo o vastas tierras; son los países con talento humano». «Eso es lo que hemos sembrado en estos diez años. Si yo tuviera que quedarme con sólo una cosa sería ésta: seguir cultivando ese talento humano».
Admite que, después de tantos años en la máxima responsabilidad, ha podido cometer errores, pero «las decisiones fundamentales fueron correctas».
Y explica que «los verdaderos inversionistas no es que van a los países que son buenos alumnos del Fondo Monetario Internacional; son lo suficientemente inteligentes como para saber que con las fórmulas del FMI y del Banco Mundial esos países probablemente colapsen».
Los inversionistas van, subraya, «donde hay reglas del juego claras -Ecuador las tiene-, donde hay gobiernos honestos -Ecuador lo tiene-, donde hay proyectos rentables -que a Ecuador le sobran.»
Correa dice creer «en el comercio», pero «no en el ‘bobo aperturismo'».
Explica que los defensores del libre comercio «torturan los datos históricos para decir que ésa ha sido la fórmula de desarrollo, y no hay mentira más grande».
«Todos los países hoy desarrollados, con contadas excepciones, tal vez algunos muy pequeños como Holanda o Suiza, se han desarrollado con un adecuado proteccionismo, desarrollando primero sus capacidades nacionales, empezando por EE.UU. que creó, dicho sea de paso, el proteccionismo moderno».
«Obviamente, cuando un país es campeón en competitividad, la estrategia óptima es decirle al resto «compitan», porque les voy a ganar. Pero nosotros tenemos que hacer lo que ellos hicieron, no ahora cuando son los campeones, sino cuando tenían nuestro nivel de desarrollo».
Preguntado por el retroceso de la izquierda en Latinoamérica, el presidente ecuatoriano reconoce que «son tiempos difíciles, pero no terribles».
«Lo que pasa es que nos acostumbramos a ganarlo todo: entre 2007 y 2008, de diez países sudamericanos ocho tenían gobiernos progresistas, con líderes históricos como Lula da Silva, Hugo Chávez, Néstor Kirchner …».
«Podrá haber retrocesos, pero estoy convencido de que nuestros pueblos jamás permitirán que el pasado regrese», advierte.
En el actual cambio de tendencia «ha tenido mucho que ver -en su opinión- la situación económica, que se complicó para América Latina, y eso influye en la parte política».
Pero predice que, en Ecuador, «si las elecciones fueran mañana, ganaríamos en una sola vuelta», y deja entrever su deseo de que lo mismo ocurra pronto en otros países.
«Quién sabe si, más temprano que tarde, no vuelva a arrasar la izquierda en todo el continente».