El negocio de “food trucks” ha sido un “viacrucis” para los emprendedores que optaron por aplicar este innovador modelo de negocio en la capital. La falta de una normativa que les permita “rodar” y ofrecer su carta gastronómica en las calles ha sido la principal traba, por lo que desde aproximadamente un mes, las plazas de comida se han vuelto tendencia.
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Sandy Pérez nos cuenta que todo inicio a mediados del año pasado. Dados los problemas que existía entre autoridades y los dueños de estos camiones de comida, decidieron “adaptarse” a nuevas condiciones, establecer una sociedad y colocarse en un predio privado para ejercer su actividad.
“La esencia del “food truck” no es estar en un patio de comidas sino recorrer la ciudad y que la gente nos siga a través de redes sociales, el Municipio creo que no entendió eso y nos proponía que paguemos un espacio, que nos ubicaría en ciertos sitios y a determinadas horas. Pero en vista de la necesidad y en función de estos emprendimientos, lo hemos fusionado y adecuado”, indicó Pérez.
Al respecto, Patricio Ubidia, concejal de Quito, señaló que este tipo de organización es positiva pero acotó la importancia de contar con normativa que regularice la actividad. También explicó la importancia de limitar los espacios: “Esta es una ciudad que es complicada en el tema de movilidad y no se puede otorgar espacios libremente porque ya de por sí en horas pico es complicado. Habría que buscar un punto medio para que se pueda trabajar, desplazándose, pero avalado con un estudio técnico”, indicó.
Por lo pronto, los emprendedores de “food truck” se sienten más seguros de su negocio e inversión dentro de estas nuevas plazas, las cuales son adecuadas con recursos propios. En La Rambla, la primera plaza ubicada en la zona de La Mariscal, existen 11 accionistas y todos aportan de manera equitativa en lo económico. La inversión en una de estas plazas de comida puede llegar a 220.000 y se crean cerca de 25 plazas nuevas de trabajo.
Y aunque iniciar no ha sido fácil por el ambiente hostil de la competencia, “de mala fe”, como explica Daniel Chamorro, otro propietario, su objetivo es lograr que la gente se sienta cómoda y regrese.
¿Las plazas acabarán con los food trucks en Quito?
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Para Pérez, esta falta de normativa, e incluso prohibiciones, está mermando el crecimiento. Incluso, el comportamiento de la gente está cambiando. “La gente ya no quiere tener frío o estar parada, ahora con las plazas les ofrecemos comodidad”, finalizó.
Ubidia apeló a que en este trimestre se debatir la Ordenanza porque esta es una dinámica que ya está en la ciudad y se debe tratar.
«Me impulsó entrar en este negocio el hecho de tener algo propio y no depender de arrendatarios. Este es un negocio innovador, investigamos mucho sobre cómo funcionaban los food trucks, y analizamos las ventajas y los réditos económicos. Iniciamos hace un año».
Daniel Chamorro. Propietario de Chios Grill Burguer.
«Las pocas plazas de trabajo y depender de un trabajo, me llevó a pensar que yo quería ser mi propio jefe. Me lancé a este negocio para tener algo mío y poder dar trabajo a otras personas. Quería un negocio diferente, que requiere de inversión, pero es accesible».
Alejandra Rodríguez. Propietaria de La Bruna y Maraki