Douglas Farah conoce a la perfección cómo se movieron durante los sangrientos años 80 los carteles de la droga de Colombia. Y durante los 90 y los 2000 en México. Pero también es uno de los máximos conocedores del desarrollo y la evolución de otro grupo criminal característico de América Latina: las maras.
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Farah, quien vivió durante la década del 80 en El Salvador donde cubrió para United Press International la guerra civil en aquella nación, fue testigo de la transformación de estas bandas y conoce al detalle cada uno de los movimientos de los carteles de la droga colombianos que se hicieron famosos en aquellos años: el de Cali y Medellín. También cómo funciona el negocio mexicano.
Según Farah ahora las maras están en un proceso de conversión política. Sobre todo después de la tregua ofrecida por el ex presidente Mauricio Funes en 2012.
«En el fondo fue una ‘narcotregua'», resalta el especialista en una entrevista con la revista DEF. «El gobierno de Funes no había tenido grandes logros, estaba en los últimos meses y quería mostrar algo, por ejemplo, bajar la tasa de homicidios.
Por eso arregló con los narcos que iban a poder pasar por el norte del país, para poder circular de Honduras y Nicaragua hacia Guatemala», explicó. «Fue un desastre», sintetiza.
Pero al momento de hablar con los jefes de las maras que quedaron detenidos, Farah notó un cambio radical en su discurso. «Siempre tuvieron su propia manera de ver el mundo y es un poco difícil hablar con ellos.
Pero esta vez me dieron una cátedra impecable de teología de la liberación… alguien los estaba entrenando. Están dando un salto a la política», expresó el consultor y ex corresponsal de The Washington Post.
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Otro de los cambios que notó fue la organización que estaban teniendo hacia adentro de sus bandas criminales, sobre todo la Salvatrucha. «Cuando estaba en El Salvador, hace ya un tiempo, me pidieron una entrevista.
Llegó un señor con su abogado, traje y corbata. Querían hacer una propuesta, una nueva tregua, donde Estados Unidos garantizara todo. Al final, regresaron al día siguiente con un documento de tres páginas muy bien armado. Eso da un poco la idea de cómo se van transformando en empresarios y políticos», explicó.
En la actualidad, la idea de las maras es «meterse a negociar directamente con el cartel de Sinaloa y transportar la droga» en El Salvador. ¿Qué tienen para ofrecer? «Transporte y protección».
Los carteles mexicanos «son los dueños del cargamento, pero ellos no transportan. La red de transporte comienza en Ecuador, Colombia y Venezuela», resume Farah.
Consultado por el periodista Juan Ignacio Cánepa respecto a las diferencias que encuentra entre las estructuras de los carteles de Colombia y México, el norteamericano responde: «Son diferentes estructuras.
Los colombianos querían entrar a la política abiertamente. Pablo Escobar quería ser presidente; los de Cali querían ser los dueños de Cali. Y era una cosa familiar, con mucha violencia y un estado muy débil.
Creo que en México los grandes carteles son más empresariales. La metodología no es tan distinta. La concepción de cartel de (Joaquín) ‘El Chapo’ Guzmán es bastante parecida a lo que pensaba Pablo Escobar».
Sin embargo, Farah resalta otro paralelismo: el que nota entre Jalisco Nueva Generación y los paramilitares colombianos. «Ahora hay grupos nuevos, como Jalisco Nueva Generación, que tienen concepciones territoriales mucho más fuertes y que se muestran como los buenos. Un poco como los paramilitares en Colombia, que se mostraban como los que salvaban de las FARC y el narco, y se convirtieron en los narcotraficantes más grandes».
«Esa época de tener un jefe fuerte ha pasado. Empieza a ser más importante el territorio. Eso es lo que hace a las maras indispensables para el narcotráfico en ciertos sectores.
En Colombia o en México, los carteles sí tienen capacidad de fuego para tomar territorio, pero en otros países, no», concluye.
Fuente: Infobae