Tan inusual como fue la vida de Carrie Fisher y Debbie Reynolds, así fue también el funeral conjunto de madre e hija. En la ceremonia, pequeña y sobria, un objeto sobresalía y llamaba la atención: una urna en forma de cápsula gigante de Prozac donde estaban puestas las cenizas de la actriz de la Guerra de las Galaxias.
PUBLICIDAD
«La posesión favorita de Carrie era ese Prozac gigante que ella compró hace unos años atrás. Una pastilla gigante», dijo Todd Fisher, hermano de Carrie e hijo de Debbie, a Entertainment Tonight.
Fisher fue una reconocida vocera de las personas que sufrían enfermedades mentales. Además fue una de las primeras estrellas de Hollywood en hablar abiertamente del tema. Incluso ella, como lo contó en incontables ocasiones, padecía de trastorno bipolar y depresiones.
Que sus restos hayan descansado en una cápsula gigante de Prozac (reconocido medicamento antidepresivo) fue visto como un acto cómico; su último gran acto. Y es que Carrie era conocida por sus allegados como una persona con un gran sentido del humor, que era negro y mordaz.
«No pudimos encontrar nada que fuera apropiado. A Carrie le hubiera gustado», dijo su hermano. Y añadió: «era su objeto favorito, y es así como lo haces».
Antes de la ceremonia en el cementerio Forest Lawn Memorial Park en Hollywood Hills, Fisher fue cremada. Mientras su madre fue sepultada. Parte de las cenizas de Fisher fueron esparcidas dentro del ataúd y sobre el cuerpo de su madre. Mientras el resto permaneció en el Prozac gigante que sostuvo su hermano durante toda la ceremonia.
La ceremonia de despedida de madre e hija inició el jueves en la casa de la fallecida actriz. Allí asistieron, según informó Rolling Stone, Meryl Streep, Jamie Lee Curtis, Richard Dreyfuss y Penny Marshall, entre otras celebridades.
Fisher falleció el 27 de diciembre, cuatro días después de padecer un infarto abordo de un avión. Su madre falleció al día siguiente.