Si usted es un fiel seguidor de Jennifer Lawrence, no se preocupe si un día se cruza con la actriz y esta no se quiere hacer una foto o firmarle un autógrafo. No es algo personal. La intérprete de la saga Los juegos del hambre o Passengers ha explicado en una entrevista al Daily Telegraph por qué es arisca y maleducada, y todo es por culpa, según dice, de la fama.
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“Creo que la gente, los extraños, piensan que somos amigos porque soy famosa y sienten que me conocen. Pero yo no les conozco”, reflexiona la oscarizada actriz de 26 años sobre el vínculo que se establece entre una estrella de Hollywood y el común de los mortales. Y es más que probable que sea un poco cierto, pues Jennifer Lawrence siempre se ha mostrado con una actitud abierta, honesta y sin reparos a la hora de hablar sobre su vida. Como cuando contó que antes de una de las ceremonias de los Oscar fumó marihuana, y que eso ha podido ser el motivo de sus más que comentadas caídas. Pero ahora está decidida a protegerse de su particular burbuja no haciendo demasiado caso a las muestras de cariño y afecto de las personas que no conoce.
“He empezado a ser algo maleducada y a encerrarme en mí misma porque tengo que proteger mi burbuja. Pienso: ‘Tengo un trabajo raro, no dejes que sea tu realidad’. Eso es más importante para mí que el hecho de que alguien piense que soy maleducada. Así que dejo claro con mi lenguaje corporal que no quiero estar hablando con un extraño. Y si siguen hablándome, simplemente me vuelvo maleducada. No digo nada, pero estoy en plan mmmm, sí, no, ok, adiós”.
De hecho, Jennifer Lawrence es una de las pocas actrices jóvenes que no tiene perfil en Instagram. Y, según asegura en la entrevista, si intentara ser amable con todos estaría manteniendo conversaciones superficiales y haciéndose selfies 50 veces al día. “No puedes vivir así”, sentencia. Unas declaraciones en las que, por otro lado, asegura que no se queja de su vida pues puede trabajar de lo que realmente le gusta en lugar de estar sentada en una oficina. La actriz, se ha convertido en una de las principales caras conocidas en reclamar la igualdad salarial en Hollywood, y en su última película ya ha cobrado unos millones más que el coprotagonista masculino, Chris Pratt.
No es la primera celebridad que se queja del precio que la fama les hace pagar y toma cartas en el asunto. El pasado mes de mayo, el cantante Justin Bieber anunció que iba a dejar de hacerse fotos con sus seguidores porque se sentía como un animal de zoo. El mismo anuncio que realizó en su cuenta de Instagram la actriz cómica Amy Schumer tras tener una mala experiencia con un fan.
Con información de El País