Los diamantes grandes desvelan el funcionamiento interior del manto de la Tierra, inaccesible para la observación científica, según un nuevo estudio publicado hoy, 16 de diciembre del 2016, por la revista especializada Science.
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El estudio, del equipo liderado por el investigador posdoctoral del Instituto Gemológico de América (GIA, por su sigla en inglés), Evan Smith, examinó el tamaño y la calidad de los diamantes para destapar indicios sobre la geología de la Tierra.
Los investigadores estudiaron las propiedades de diamantes con características similares a piedras famosas como el diamante Cullinan, conocido como «Estrella del Sur»; «La Constelación «, uno de los brillantes más caros del mundo; y Koh-i-Noor, que significa «Montaña de Luz» en persa.
Este estudio podrían implicar un mejor entendimiento del reciclaje de las rocas superficiales en el manto de la Tierra y una mejor comprensión del almacenamiento y ciclo profundo de carbono e hidrógeno en el manto, a través del tiempo geológico.
«El nuevo entendimiento sobre este tipo de diamantes resuelve uno de los mayores enigmas del estudio de la formación de diamantes: cómo los diamantes más grandes y más valiosos se formaron», explicó Smith.
Algunas investigaciones ya preveían que estos diamantes preciosos se encontraban a una profundidad de más de 250 kilómetros y contenían pequeñas cantidades de hierro metálico y un oxígeno limitado, sin embargo las inclusiones metálicas y el metano e hidrógeno que rodea a estos diamantes proporcionan «evidencia física consistente y sistemática» que lo demuestra.
«Algunos de los diamantes más grandes y valiosos, como el Cullinan o ‘Promesa de Lesotho’, exponen unas características físicas que han llevado a muchos a considerarlos diferentes de otros diamantes más comunes», aseguró el director de la investigación y del desarrollo del estudio de GIA, el doctor Wuyi Wang.
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«Sin embargo -agregó-, la manera en que se forman estos diamantes y lo que ello trasladaba sobre la Tierra ha permanecido un misterio hasta ahora».
Este tipo de diamantes, similares al Cullinan, se diferencia del resto, ya que en ocasiones cuenta con pequeñas inclusiones metálicas que coexisten con rastros de fluidos de metano y de hidrógeno.
Además, algunos contienen inclusiones de minerales que demuestran que estos diamantes preciosos se formaron a altas profundidades de entre 360 y 750 kilómetros en la convección del manto, en lugar de a una profundidad de entre 150 a 200 kilómetros, en la parte continental de los platos tectónicos, como el resto.
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