La aerolínea Lamia pertenece a una empresa boliviana de capital venezolano, con el avión siniestrado como único aparato en servicio.
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Un avión de alcance regional que, según algunos expertos, iba justo de combustible para más de 2.000 mil kilómetros de trayecto.
Según algunas fuentes, tuvo que dar vueltas antes de enfilar la pista de aterrizaje porque otro avión tenía prioridad. Fue esperando su turno cuando pudo quedarse sin combustible.
Un fallo que el piloto comunicó a la torre y que asegura haber escuchado un miembro de la tripulación de otro avión que pasaba cerca.
El testimonio de la azafata, clave
La azafata Ximena Suárez, que ha sobrevivido, ha contado que se fue la luz y el avión empezó a caer. Su compañero Erwin Tumiri ha asegurado que se salvó por quedarse sentado en posición fetal, mientras los pasajeros gritaban de pánico.
Momentos que deberían revelar las grabaciones de las cajas negras, ya recuperadas y en buen estado. Expertos colombianos, bolivianos, brasileños y británicos han empezado a investigar.
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También han comenzado las tareas forenses para identificar los 71 cadáveres recuperados de entre los restos.
Fuente: Antena 3
