Los indios se despertaron el lunes bajo cielos llenos de humo tras un fin de semana de celebraciones con fuegos artificiales, al comienzo de la peor temporada en Nueva Delhi para la contaminación aérea, que tiene graves consecuencias.
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Unos 2.000 millones de niños en el mundo respiran aire tóxico y alrededor de un tercio de ellos vive en el norte de India y los países vecinos, según un nuevo reporte de UNICEF. Estos menores corren peligro de graves efectos sobre su salud, como daños en los pulmones, el cerebro y otros órganos.
Del total global, 300 millones de niños están expuestos a niveles de polución que son más de seis veces el estándar fijado por la Organización Mundial de Salud, incluidos 220 millones de menores en el sur de Asia.
Para la capital india, las cifras no son una gran sorpresa. La contaminación del aire en Nueva Delhi está entre las peores del mundo y se dispara cada invierno por los flojos vientos de la temporada y las incontables hogueras de basura que enciende la gente para mantenerse caliente.
Incluso antes de que estallaran en la ciudad las tradicionales celebraciones pirotécnicas del feriado hindú de Diwali, los niveles registrados de las diminutas partículas conocidas como PM 2,5, que atascan los pulmones, estaban el viernes muy por encima de los 300 microgramos por metro cúbico. Para el lunes por la mañana, la ciudad tenía unos niveles de PM 2,5 superiores a 900 mcg por metro cúbico, más de 90 veces la recomendación de la OMS de que no se superen los 10 mcg por metro cúbico.
«Tengo los ojos irritados, toso y me cuesta respirar», explicó Dharmendra, un estudiante de Delhi de 18 años que como muchos indios, sólo utiliza un nombre. Por la contaminación, informó, «estos días no salgo tanto a la calle».
El lunes se recomendó a los vecinos de Nueva Delhi que se quedaran en interior, y se emitieron advertencias sanitarias para jóvenes, ancianos y personas con problemas respiratorios o cardiacos. Las autoridades informaron que los altos niveles de polución habían empeorado por las quemas que siguen en marcha de rastrojos en campos de cultivo de los vecinos estados de Punjab y Haryana.
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«Los niveles de contaminación suben cada invierno, y estamos empezando a ver los indicios», explicó Anumita Roy Chowdhury, directora ejecutiva del Centro para la Ciencia y el Medio Ambiente, una organización de cabildeo e investigación en Delhi. Algunos estudios locales indican que hasta un tercio de los niños de Delhi tienen insuficiencia respiratoria y problemas como asma, informó. «Esto señala a un desastre sanitario».
La contaminación supone riesgos sanitarios mucho mayores para los niños que para los adultos. Los niños respiran al doble de velocidad, y toman más aire en proporción con su peso corporal, mientras que sus cerebros y sistemas inmunes siguen en desarrollo y son vulnerables.
Cada año mueren 600.000 niños menores de cinco años por enfermedades relacionadas con la contaminación, afirmó el director ejecutivo de UNICEF Anthony Lake, en un informe publicado el lunes.
«Millones más sufren de enfermedades respiratorias que disminuyen su resistencia y afectan a su desarrollo físico y cognitivo», informó.
El hecho de que 2.000 millones de niños respiren un aire insano -del total de 2.260 millones de niños en el mundo- supone que la inmensa mayoría está expuesta a niveles de contaminación que la OMS considera no seguros.
De ellos, 620 millones de los niños que respiran aire tóxico se encuentran en el sur de Asia, la mayoría en el norte de India, según el reporte. Otros 520 millones de niños respiran aire tóxico en África y 450 millones en el este de Asia, sobre todo en China. El informe combinó imágenes por satélite de contaminación, datos sobre el terreno y patrones demográficos para determinar qué poblaciones estaban en zonas de mayor riesgo.
Desde que fue identificada hace unos pocos años como una de las ciudades más contaminadas del mundo, Nueva Delhi ha intentado limpiar su aire. Ha prohibido el tráfico de camiones de mercancías en la ciudad, exigido a los conductores que compren vehículos nuevos que cumplen estándares más exigentes sobre las emisiones y realizado para semanas de control de tráfico experimental para limitar el número de autos en las carreteras, pero otras fuentes de polución, como el polvo de construcción y fuegos encendidos para cocinar con madera o queroseno, continúan sin cortapisas.
La ciudad lanzó la semana pasada una aplicación para celulares llamada «Change the Air», invitando a los vecinos a enviar fotografías y quejas sobre fuentes ilegales de contaminación, como la quema de hojas y basura en parques públicos o equipos de construcción que trabajan sin medidas de control de polvo.
Fuente: AP