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Otra madre monstruosa horroriza a Estados Unidos. Se trata de Verónica Aguilar, quien encerró a su pobre hijo durante tres años en un armario. El niño, llamado Daniel Aguilar, murió a los 11 años. Su cadáver se encontró ahí mismo, en el lugar donde vivió su infierno.
Por tres años su mamá lo encerró en armarios. Lo sedaba a través de inyecciones. Y por otro lado, lloraba como plañidera anunciando que su hijo estaba separado de ella, ya que estaba en «una institución, en México». Lo peor es que sus otros tres hermanos estaban obligados a callarse, revelaron las autoridades.
El final de una historia de horror
Yonatan se murió en agosto. La Policía encontró al pobre niño golpeado y malnutrido. Pesaba solo 15 kilos (34 libras). Se le encontró en el clóset de la habitación principal de la familia en Echo Park. Todo se reveló en la Corte Juvenil de Los Ángeles. También se reveló que todas las autoridades, escolares, sociales y familiares, le perdieron la pista a Yonatan a pesar de que mostraba ya signos de abuso.
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Esto también dio para que surgieran nuevos cuestionamientos para salvarlo. Sobre todo, porque el niño era autista y debía tener tratamiento.
Ahora, los detectives investigan cómo fue que la mujer hizo para esconder al hijo de tal manera, que su padrastro, José Pinzón, nunca supiera que Yonatan seguía ahí en la casa.
Los tenebrosos detalles del caso
El día de la muerte del niño, Moses Castillo, el detective supervisor, juntó al padrastro y a sus hermanos en una habitación. Los confrontó y ellos estaban sorprendidos de que el niño estuviera viviendo en la casa todo el tiempo. El padrastro se alteró.
«¿Cómo pudieron hacerme esto?», les preguntó a los otros niños.
Uno de ellos replicó: «Siempre estabas trabajando, por eso no sabías». El hombre, ante la respuesta, se echó a llorar. Afirmó que era el único que se preocupaba por los otros niños. Él solo sabía que el niño se había muerto, pero no que estaba ahí todo el tiempo.
Cuando lo encontraron, había espuma en su nariz y salía líquido rojo de su cuerpo. Estaba quedándose calvo. Lo peor es que luego de todo lo que se encontró, a la mujer la declararon inocente.
Pero las nuevas pruebas pueden hundirla para siempre. Se halló que, de 2009 a 2012, el muchacho vivió un verdadero infierno. Nadie hizo nada por falta de pruebas. Tampoco se preocuparon por investigar. Solamente se comenzó a llamar la atención del caso cuando el niño llegó golpeado y desapareció. Además, la madre quería matarse antes de tenerlo. El padre biológico quería quitárselo al ser ella una alcohólica.
En los meses recientes, los cuatro niños vivían en la misma casa. Y al principio, los tres restantes se negaron a hablar. El niño comenzaba a verse desnutrido y golpeado. La madre, harta de los Servicios Familiares, lo escondió. Y ahora está detenida. Debe pagar dos millones de dólares de fianza. Y su máxima pena serán 15 años de prisión, reportó el periódico «Los Ángeles Times».