Aunque causó menos daños de los que muchos temían, el huracán Matthew afectó o destrozó más de un millón de estructuras en Estados Unidos, obligando a echar el cierre en negocios desde Florida a North Carolina y dejando a miles de personas temporalmente sin empleo.
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En muchas zonas sacudidas por la tormenta, los propietarios de las pequeñas empresas siguen valorando los daños.
«Nunca había visto algo como esto en 12 años de actividad», declaró Ami Zipperer, que tiene dos tiendas de jardinería en la zona de Savannah, en el estado de Georgia.
Zipperer apunta que no sabe cuánto ha perdido ni cuánto cubrirá su seguro. Alrededor del 10% de las plantas de su inventario resultaron dañadas, pero el mayor problema vendrá de la pérdida de entre 5.000 y 7.000 dólares diarios de ingresos, explicó. Una de sus tiendas sigue cerrada y muchos de los propietarios de viviendas de la zona no están preocupados ahora por la jardinería, agregó.
En total, la tormenta pudo haber causado 10.000 millones de dólares en daños, según una estimación de Goldman Sachs. Las empresas aseguradores podrían ser responsables de entre aproximadamente 4.000 y 6.000 millones de esa cantidad, de acuerdo con una previsión realizada el sábado por CoreLogic, un proveedor de datos inmobiliarios.
Pero las cifras sugieren que los efectos de Matthew sobre la economía nacional serán mínimos. Aunque el montante de los daños suele revisarse al alza tras valoraciones más detalladas, la cifra actual sitúa al meteoro como el 22do peor que azota el país desde la Segunda Guerra Mundial, apuntó Goldman.
En comparación, el huracán Sandy de 2012, el segundo en esa clasificación, causó entre 15.000 y 20.000 millones de dólares en pérdidas aseguradas y entre 50.000 y 60.000 millones de dólares en daños totales.
Cualquier pérdida económica queda en un segundo plano ante las 34 personas que fallecieron por la tormenta solo en Estados Unidos. Matthew mató además a más de 500 personas en el empobrecido Haití.
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Por lo general, los desastres naturales deprimen temporalmente la actividad económica local y regional por el cierre de tiendas y restaurantes y una reducción del gasto de los consumidores luego de perder casas, automóviles u otros bienes. Pero en el largo plazo, las tareas de reconstrucción pueden compensar gran parte del daño, dejando poco impacto económico total.