La escritora Sara Novic, de Brooklyn, Nueva York, tuvo que volar el pasado viernes junto a una callada compañera de viaje, una muñeca a la que su dueño había comprado un billete.
PUBLICIDAD
El hombre reservó un asiento de avión para su muñeca Barbara bajo el mismo nombre de juguete para visitar una réplica gigante del arca de Noé en Cincinnati (Estado de Ohio), indica Novic.
Según la escritora, una azafata explicó al hombre que la próxima vez el billete no tiene que estar a nombre de la muñeca, ya que «la TSA trataba frenéticamente de cotejar el nombre y la fecha de nacimiento que proporciona» hasta que se dieron cuenta de la muñeca no era una persona real, reseñó RT en Español.