El grupo de científicos de la Universidad de Dokuz Eylul de Turquía determinó una alerta máxima para quienes van a dormir justo después de comer la merienda.
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Según el portal Yahoo, “En teoría, la presión arterial debería bajar un 10% mientras dormimos, pero aquellos que duermen con la comida todavía digiriéndose en sus estómagos no experimentaron esa bajada”.
En el estudio se demostró que el 25% de personas que se fueron a dormir momentos después de merendar experimentaron un aumento en la presión arterial. Ese fenómeno multiplica las probabilidades de sufrir un ataque cardiaco.
Las meriendas a altas horas de la noche hace que la producción de adrenalina suba lo que puede aumentar el ritmo cardíaco y no permitir que el descanso se realice a plenitud.
“Para la doctora Ebru Ozpelit, uno de los investigadores responsables del trabajo, el hecho de que dispongamos de luz artificial hace que retrasemos sin problemas la hora de la cena y con ello la hora a la que nos vamos a la cama”.
