Amnistía Internacional (AI) pidió hoy la liberación de un joven bloguero ruso que fue encarcelado por buscar pokémones en una iglesia, motivo por lo que podría ser condenado a una pena de hasta cinco años de cárcel.
PUBLICIDAD
«Lo absurdo del caso del bloguero ruso encarcelado por jugar al Pokémon Go en una iglesia pone de manifiesto lo que ocurre cuando las autoridades tienen tan poco respeto por la libertad de expresión», señala el comunicado de AI.
Aunque admite que el comportamiento de Ruslán Sokolovski puede ser considerado «irrespetuoso por algunos», Amnistía aduce que las autoridades «no debería encarcelar a la gente sólo por herir los sentimientos religiosos».
Sokolovski, de 21 años, fue condenado a dos meses de arresto administrativo el 3 de septiembre tras colgar un vídeo en el canal Youtube en el que se le ve jugando al popular juego en el interior de la catedral de Yekaterimburgo, capital de los Urales.
El joven fue arrestado por «impedir el ejercicio del derecho a la libertad de conciencia y religión e instigar al odio», en virtud de una ley promulgada tras la famosa homilía punk protagonizada por el grupo Pussy Riot en la catedral de Cristo Salvador de Moscú en 2012.
La nota de AI reconoce que Sokolovski acudió a la iglesia el pasado 11 de agosto después de que la televisión pública advirtiera en julio contra la práctica de cazar pokémones en templos religiosos o cerca de la frontera, bajo la amenaza de penas de cárcel.
Según esa ley, Sokolovski, que utilizó su iPhone para grabar su acción, podría ser condenado a cinco años de prisión, ya que los investigadores dijeron haber encontrado en su domicilio pruebas de ataques a la libertad de credo.
PUBLICIDAD
La Iglesia Ortodoxa Rusa ha respaldado la detención del joven, pero la ha vinculado no con el Pokémon Go, sino con sus provocativas actividades de bloguero, cuyo arresto ha desatado la campaña «#FreeSokokolovsky» en las redes sociales.
En cambio, el jefe de la comisión de Asuntos Religiosos de la Duma o cámara de diputados, Jaroslav Nilov, tachó de innecesaria la detención y consideró que cazar pokémones en una iglesia no puede considerarse una blasfemia.