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Una foto se convirtió en viral desde el 9 de agosto cuando la publicó el usuario LatinaGawd, con más de 30.000 seguidores.
La imagen muestra a un bebé acostado en el piso de un aeropuerto mientras que su madre, sentada en una silla, está con su celular. La usuaria de Twitter publicó la foto con el título: “¿Quién deja a un bebé en el suelo de esa manera?”.
El tuit fue compartido más de dos mil veces y acumula cientos de comentarios y críticas desde todo el mundo.
Tres días después de la publicación de la foto, The Atlanta Journal-Constitucion publicó un amplio reportaje a la madre del bebé, Molly Lensing, quien se defendió y explicó la situación.
Lensing contó que fueron muchos días los que tuvo que pasar en el aeropuerto, ya que su vuelvo fue cancelado y modificado varias veces. Entre tanto cambio, en un momento dejó a su hija en el suelo para poder comunicarse con sus padres y en ese instante tomaron la foto.
Al parecer, un fallo en el sistema informático hizo que varios pasajeros tuvieran que esperar demasiado tiempo para volar. Fue el caso de Molly Lensing, una mujer que viajaba sola con su bebé. Volvía de visitar a su hermano, en Colorado, y se quedó esperando en el aeropuerto internacional Hartsfield-Jackson de Atlanta, donde tenía que hacer una conexión entre vuelos para proseguir su camino hacia casa.
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Su primer vuelo, el inicial, tenía que salir el lunes, pero se canceló. Se pospuso al martes, pero salió con un retraso de seis horas y Molly y su bebé perdieron así el vuelo que debían coger en Atlanta. Le dijeron que el siguiente vuelo saldría a medianoche, pero también se canceló.
Estuvo hasta cerca de las cuatro de la mañana con su teléfono, tratando de resolver el problema con la línea aérea. Desde Delta le dijeron que no había posibilidad de pasar la noche en un hotel y que tendría que dormir en el aeropuerto con el bebé. Al día siguiente algunos periodistas entrevistaron a varias personas afectadas, entre ellas Molly, que en ese momento estaba cambiando el pañal a su bebé, sentada en el suelo. Habían dormido allí mismo, tumbadas en el suelo del aeropuerto, y esa mañana del miércoles, pensando que todo se arreglaría, le informaron de que su vuelo saldría al día siguiente, el jueves.
Molly estaba cansada, obviamente, y al enterarse se sentó para tratar de hablar con sus padres y ver cómo podían hacerlo. Quizás podrían ir a buscarla en coche o había otro modo de evitar que ella y su hija tuvieran que pasar otro día más en el aeropuerto, y otra noche más en el suelo, esperando a un avión que en principio saldría el jueves, pero que podría ser nuevamente cancelado.