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El festejo de la Toma de la Bastilla, en Niza, Francia, se fue opacado por un ataque a una multitud, donde al menos hubo 60 muertos y cientos de heridos. De acuerdo con reportes de las víctimas, un autobús aceleró hacia los asistentes, «a propósito». El alcalde de la región, Christian Estrosi, pidió a los ciudadanos que no salgan de sus casas y el conductor del autobús fue tiroteado.
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Ante este trágico escenario, el fiscal antiterrorismo francés, Fraçois Molins, aseguró que «todo parece indicar que se trata de un atentado». Aún es una situación en desarrollo.
En otro momento, mientras eso se desarrollaba en el sur de Francia, en París, hubo un incendio en la Torre Eiffel, aunque las autoridades informaron que se trataba de fuegos artificiales y que no estaba relacionado con algún atentado.
Cerca de las 23:20, un camión blanco arrolló a la multitud que se congregó en el paseo marítimo de Niza para ver los fuegos artificiales con motivo de las celebraciones patrias. Algunas personas intentaron impedir que siguiera avanzando, pero «iba a demasiada velocidad».
El presidente de Francia regresó desde Avignon a París para sostener una reunión de emergencia, en respuesta a esta situación.
El pasado 13 de noviembre, Francia sufrió el mayor atentado terrorista del que tenga memoria. Más de 130 personas murieron en ataques afuera del Stade de France y en la sala de conciertos «Bataclán» y hubo más de 250 heridos.