Atacantes suicidas equipados con armas de fuego y bombas mataron el martes a 41 personas e hirieron a decenas en el concurrido aeropuerto de Atarkuk. El gobierno dijo creer que el suceso era obra de extremistas islámicos.
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Las autoridades turcas trataban de reconstruir cómo se había producido el triple atentado suicida. En el suceso murieron 41 personas, sin contar a los agresores, que llegaron en un taxi y se inmolaron tras recibir disparos, según el gobierno.
Según un comunicado en el sitio web del gobernador había 13 extranjeros entre los 41 muertos, incluidas tres personas con doble ciudadanía. Más de 230 personas resultaron heridas, señaló el comunicado.
Un funcionario turco señaló que las autoridades estaban revisando las imágenes de los videos de seguridad y analizando las declaraciones de los testigos para establecer una línea temporal preliminar y los detalles del ataque. “Es un rompecabezas”, dijo el funcionario, que habló bajo condición de anonimato en línea con las prácticas del gobierno.
La misma fuente había indicado antes que ninguno de los agresores había pasado de los controles de seguridad de la entrada, con dos de las explosiones registradas en la terminal de llegadas internacionales y la tercera en el estacionamiento.
Sin embargo, el periódico Haber Turk dijo que un agresor se había inmolado fuera de la terminal y después otros dos dispararon hacia la zona donde están las máquinas de rayos X del control de seguridad. Un agresor fue baleado cuando corría entre los pasajeros que huían y después se inmoló en la salida. El tercero subió un piso a la terminal de salida, fue baleado por la policía y se inmoló, indicó el periódico.
Imágenes tomadas por las cámaras de seguridad del aeropuerto, que circulaban por medios sociales, mostraban el momento de una de las explosiones, que se veía como una enorme bola de fuego mientras los pasajeros huían aterrados. Otra escena parecía mostrar a un agresor, que se inmoló unos segundos más tarde de caer alcanzado por disparos de un agente de seguridad.
Al amanecer del miércoles, equipos de trabajadores empezaron a retirar los escombros dejados por el ataque en la terminal destruida. El aeropuerto reabrió parcialmente, aunque la zona de llegadas internacionales seguía cerrada y varios vehículos de emergencias permanecieron en el lugar en medio de una intensa presencia policial. En el interior, un panel informativo mostraba cancelaciones en un tercio de los vuelos previstos y retrasos en otros trayectos.