Reino Unido se estremece tras conocerse la trágica historia de Ellie Butler. Y es que una jueza ordenó en 2015 que la niña de 6 años fuera regresada a sus progenitores. Menos de un año después, el padre de la menor, Ben Butler, fue condenado a un mínimo de 23 años de prisión por matarla a golpes.
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La corta vida de Ellie estuvo plagada de batallas legales.
La niña fue retirada de sus progenitores por primera vez cuando tenía sólo seis semanas, debido a acusaciones de violencia doméstica: su padre fue acusado de causarle una lesión cerebral por sacudirla violentamente.
La menor vivió la mayor parte de sus vida con sus abuelos, pero sus padres no desistieron en la batalla legal por recuperarla.
Neal Gray, el abuelo materno de la niña, advirtió claramente a la jueza que ordenó el regreso de la niña que Ben Butler tenía comportamiento violento y que los tribunales podrían «acabar con sangre en sus manos«.
¿Cómo es posible, entonces, que,a pesar de todas las advertencias nadie protegió a Ellie Butler?
Ellie nació el 30 de diciembre de 2006, fruto de lo que la justicia describió como «una relación casual» entre su madre, Jennie Gray, y Ben Butler.
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Los padres de la menor no vivían juntos y en una ocasión, cuando Ellie tenía seis semanas, su madre la dejó por unos días en el apartamento de su padre en el sur de Londres.
Lo que sucedió después sigue siendo disputado.
Ben Butler asegura que entró en pánico cuando vio que la niña estaba «blanca como un papel» y totalmente flácida.
Los médicos del hospital constataron que la bebé había padecido una lesión cerebral, de la que afortunadamente se recuperó posteriormente por completo.
Butler fue acusado por la policía de sacudir violentamente a la niña y condenado a 18 meses de prisión.
No era la primera vez que Butler enfrentaba la justicia. Había estado en la cárcel durante tres años por robo y por un ataque brutal contra una exnovia.
A pesar de su pasado violento y de la nueva sentencia por Ellie, Ben Butler, apoyado por Jennie Gray, inició una batalla legal para revocar la condena.
Un tribunal de apelaciones reexaminó el caso y ordenó un nuevo juicio, señalando que el jurado no había considerado la posibilidad de que los síntomas de Ellie se hubieran debido a otras causas.
La jueza a cargo del nuevo proceso fue Justice Hogg, una magistrada de vasta experiencia.
A pesar de que los servicios sociales solicitaron en forma insistente que la niña no fuera regresada a sus padres, Hogg decidió lo contrario.
«Las convicciones pasadas de Butler incluyen ataques a adultos y no a menores», observó la magistrada.
Hogg solicitó la opinión de expertos en pediatría. En total, a lo largo de los diversos procesos, más de 20 médicos ofrecieron su testimonio.
La historia médica de Ellie mostró que la niña padecía de un quiste y otros defectos en su laringe, además de severo reflujo, condiciones que podrían haber causado los síntomas atribuidos a la violencia de Butler.
Tras considerar la evidencia, Hogg tomó una decisión trágica.
La magistrada no sólo ordenó que la niña fuera regresada a sus padres, sino que exoneróa Butler de todas las acusaciones.
La figura legal de la exoneración implicó que los servicios sociales ya no estarían involucrados en absoluto en el monitoreo de la niña.
Luego de su victoria legal, los padres de Ellie contrataron a un conocido experto en relaciones públicas para vender su historia de «injusticia» a los periódicos y aparecieron incluso en un popular programa de televisión.
En su nuevo hogar con sus padres en la localidad de Sutton, en el sur de Londres, Ellie comenzó a asistir a la escuela local.
El director del colegio, Alex Clark, dijo que siempre tuvo un «fuerte presentimiento» de que algo no estaba bien.
Cuando Clark pidió a los padres de la niña un certificado médico para explicar sus numerosas faltas, Butler y Gray «expresaron ira y se mostraron inmediatamente a la defensiva».
Ellie murió el 28 de octubre de 2013 tras sufrir una fractura masiva en el cráneo.
La justicia determinó que «Ellie murió como resultado bien de que su padre la golpeó en la parte posterior de la cabeza con la pata de una mesa, o bien que la voleó con tal fuerza que la pata se rompió cuando la cabeza de la menor dio contra la mesa, lo que explica la fractura de cráneo que generó su muerte».
Butler y Gray intentaron ocultar la verdad de los hechos llamando a los servicios de emergencia.
En la grabación se escucha a Gray, que suena desesperada, siguiendo instrucciones para reanimar a la niña. Según se supo después, en ese momento Ellie ya llevaba dos horas muerta.
Gray fue condenada a 42 meses de prisión por crueldad y por obstruir el curso de la justicia.
La BBC intentó contactar a la jueza Hogg, quien se jubiló recientemente, pero ésta no quiso hacer comentarios.
Por su parte Mark Hedley, uno de los tres magistrados que integró el tribunal a cargo de la primera apelación de Butler, dijo que la decisión de Hogg de exonerar al padre de Ellie «fue inusual pero no única».
Hedley le dijo a la BBC que, cuando una única acusación de violencia es puesta en duda por expertos médicos, la balanza «suele inclinarse en favor de los padres».
«Estos casos son decididos en un contexto altamente emotivo. El juez debe tomar una decisión y, sea cual fuere su opción, las consecuencias serán muy serias», afirmó Hedley.
Paula Conway, una psicóloga que ha participado como experta en numerosos casos judiciales, criticó duramente la actuación de la jueza.
Hogg «perdió la dimensión de todas las sutilezas del caso, ignorando todas las pruebas que contradecían su opinión», le dijo Conway a la BBC.
La escuela de Ellie recordó a la menor y su director habló de una niña «amable, dulce y considerada, que amaba dibujar y pintar«.
El debate continúa sobre la actuación de la justicia y el papel de los servicios sociales.
Pero la pregunta sigue en pie: ¿cómo fue posible?