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6 cosas que solo entenderás si te han practicado ortodoncia

La belleza de tiene su precio y en el caso de la ortodoncia es muy doloroso.

La ortodoncia es una especialidad de la odontología que se encarga de la corrección de los dientes y huesos posicionados incorrectamente.

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El portal Genial.guru recuerda seis de aquellas anécdotas que solo entienden quienes han tenido ortodoncia.

1. No podías comer por el dolor
Veías a tu familia comer deliciosos manjares y por un segundo creías que no te dolería, que quizás esta vez sería diferente… pero pasados dos segundos de introducir la comida en tu boca te invadía el arrepentimiento. Al final, ya dándote por vencido, te encerrabas en tu dormitorio a pensar en ese agudo dolor que empezaba en los dientes y subía por tu cabeza.

2. La puntita de los alambres te hería la boca
Era indispensable tener en la mochila la cera de ortodoncia para esos bordecillos del alambre que te causaban heridas en la boca. Sin duda una de las molestías más dolorosas.


3. Terminabas de comer y quedabas con notorios residuos en los dientes

Si ya de por sí aún hoy te queda comida entre los dientes, cuando tenías ortodoncia era mil veces peor. El desastre se convertía en hecatombe cuando estabas con el chico o chica que te gustaba y se quedaba mirando tus dientes… había entonces que correr al cuarto de baño a mirarse en el espejo.


4. El dentista te regañaba cada vez que botabas un braket

Y por cada braket que botabas te ponía una multa. ¡Pero no era tu intención! Los condenados brakets se caían como por arte de magia y, para colmo, muchas veces te los tragabas.

5. Tu familia te pedía sonreír en las fotos…
La pesadilla de las fiestas navideñas… la foto familiar. Tus padres te querían tanto que hasta te decían que te veías bien sonriendo. De cualquier forma salías regular en las fotos, ya sea enseñando los dientes de lata o intentando ocultarlos con una mueca que dejaba mucho que desear.


6. Temías darle un beso a alguien y quedar enganchado

Esto no pasa solo en las películas, ¡es un problema real!. Aquel romántico momento podía verse convertido en un episodio incómodo cuando sus dientes chocaban contra tus frenillos. Claro, no era como en las películas que los dos quedan enganchados de por vida, pero sí suponía un momento extraño que se resolvía entre risas.

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