Relacionado:
PUBLICIDAD
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, consideró hoy que es necesario un mayor rigor en las normas de construcción para evitar daños tan graves como los causados por el terremoto ocurrido el sábado en Ecuador, que destruyó cientos de viviendas.
«Muchos edificios se derrumban por mala construcción», dijo el mandatario en declaraciones a periodistas durante un recorrido por la zona afectada por el temblor y expresó su deseo de que «de esta dolorosísima experiencia» se extraigan «lecciones para el futuro».
La cifra de muertos por el terremoto ronda los 350 y la de heridos supera los 2.068, según el Gobierno, que ha declarado emergencia en seis provincias y el estado de excepción en todo el país.
El presidente, quien señaló que lo relativo a las normas de construcción «es responsabilidad, sobre todo, de los gobiernos locales», y recordó que en su país, tras el terremoto ocurrido en Haití en 2010, «se empezaron a estudiar normas de construcción mucho más fuertes que se aplican ya desde 2014».
Pero con anterioridad a esa catástrofe «realmente había construcciones tremendamente precarias y por eso, tal vez, los daños son mayores. Hay que aprender del pasado, no quedarnos en el pasado», apostilló.
Correa comento que con un temblor de la magnitud del ocurrido en la costa norte ecuatoriana, de magnitud 7,8 en la escala de Richter, se derrumban edificios en Ecuador «en Japon, en Estados Unidos, pero probablemente menos edificios y de forma menos catastrófica».
PUBLICIDAD
Y es que, en la zona siniestrada en el país andino se aprecia que el desplome de muchos edificios tiene que ver con errores de tipo estructural, explicó el gobernante.
Sobre los damnificados, Correa dijo que, aunque existen albergues dispuestos para acogerles, muchas personas no quieren alojarse en ellos porque «no quieren alejarse de sus casitas, pese a que están en muy mal estado. Están durmiendo fuera para cuidar sus enseres».
El jefe del Estado recordó que en la zona afectada por la catástrofe se han desplegado 10.000 militares y 4.500 policías y subrayó que «el orden público está controlado», aunque consideró comprensible la actitud de los pobladores que se resisten a ir a los albergues.
Sin embargo, consideró que pasados unos días tendrán que instalarse en los albergues preparados para acoger personas por algunos meses e incluso más de un año, ya que sus viviendas están en malas condiciones.
«Hay que derrumbar esas estructuras, que están en mal estado, y reconstruir nuevas viviendas, tal vez nuevos barrios, para todas esas familias que perdieron su casita, su apartamento…», concluyó.