Un niño de tres años logró sobrevivir tras caer a un pozo de agua, el cual tiene 90 metros de profundidad. No está claro cómo cayó el niño. Se supone que estaba jugando solo alrededor del pozo de agua, cuando tropezó y se precipitó en el agujero negro de 90 metros de profundidad.
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Quedó atorado a los 11 metros, lo que evitó que impactara directamente contra el fondo. También tuvo la suerte de que testigos lo vieran caer y llamaran a los bomberos, porque desde afuera no lo podían oír.
Al arribar, los efectivos tuvieron que acudir a un detector de vida como los que se utilizan cuando hay personas atrapadas debajo de escombros en derrumbes.
Así lograron identificarlo y saber que estaba bien. No está claro cómo cayó el niño. Se supone que estaba jugando solo alrededor del pozo de agua, cuando tropezó y se precipitó en el agujero negro de 90 metros de profundidad.
Entonces comenzó la difícil tarea de rescate. Era un verdadero desafío explicarle a un niño de sólo tres años cómo atarse las sogas que le arrojaron, ya que ningún adulto podía caber allí. Fueron dos horas de intentos frustrados, hasta que lo consiguieron. El desenlace fue feliz, y el niño fue rescatado sin heridas de gravedad.