La lucha contra la epidemia de zika en América Latina es extremadamente complicada y no tiene visos de mejorar a corto plazo porque no existen vacunas ni las habrá en varios años, no hay tests de diagnóstico que identifiquen el virus de forma aislada, y la erradicación del mosquito que transmite el virus se ha probado muy poco eficaz.
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A esta conclusión han llegado los expertos reunidos durante tres días en Ginebra por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para evaluar qué herramientas hay disponibles para prevenir, detectar y luchar contra el zika.
Constatada la falta de los elementos principales en el combate al virus, la OMS ha hecho un llamamiento para un desarrollo rápido pero seguro de una enfermedad que aparentemente puede tener efectos devastadores.
La primera constatación es que no existe ni habrá a corto plazo una vacuna con la que inmunizar a la población.
«El desarrollo de las vacunas todavía está en un estadio muy temprano y las candidatas más avanzadas aún tardarán varios meses en estar listas para los estudios clínicos con humanos», dijo en rueda de prensa la directora general adjunta de la OMS, Marie-Paule Kieny, quien alertó de que «es posible que las vacunas lleguen demasiado tarde para el actual brote en América Latina».
Subrayó que el desarrollo de la vacuna es un «imperativo», especialmente para las mujeres embarazadas y aquellas en edad fértil, pero asumió que el proceso de desarrollo será largo y, «con certeza», durará varios años.