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Ecuador reduce a 25 dólares cálculo promedio del crudo para 2016

Ecuador redujo a 25 dólares el cálculo promedio del precio del barril de su petróleo para 2016, que sirve de base para la elaboración del presupuesto del Estado y que en principio se fijó en una media de 35 dólares.

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VER: Rafael Correa vaticinó que el barril de petróleo llegará a los 200 dólares

Así lo aseguró hoy, 24 de febrero de 2016, el presidente   Rafael Correa, en declaraciones a periodistas y señaló que su Administración hará ciertos ajustes financieros, acordes al escenario de dificultades económicas que afectan a todo el mundo.

El proyecto de presupuesto para 2016 aprobado en noviembre pasado por el Parlamento ascendió a 29.835 millones de dólares, con un cálculo del barril de crudo en 35 dólares de promedio para el año.
El ajuste a la baja en 10 dólares en el cálculo del precio del crudo obedece a las proyecciones internacionales que advierten de valores menores, según el Gobierno.

VER: Rafael Correa, con la camiseta de la Liga de Quito

Por ello, el mandatario insistió en que su Administración tomará medidas que, apuntó, intentarán proteger a la clase media y a los sectores pobres del país.

Correa descartó medidas de choque que afecten a la población y dijo que las acciones serán «quirúrgicas», en sectores muy definidos, para causar el menor efecto posible.
«Tenemos una coyuntura extremadamente difícil latinoamericana y mundial» y los ajustes a los que obliga esa circunstancia tratarán de proteger el empleo y a la ciudadanía, añadió el mandatario.
Además, dejó en claro que ese tipo de medidas ya se aplicaron en 2015, cuando tampoco se echó mano de acciones de choque contra la población. «Con nosotros eso no va ocurrir», añadió Correa.

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Aseguró que entre esas medidas se inscribe la Ley de Optimización de la Jornada Laboral y Seguro de Desempleo, que presentó este martes a la Asamblea Nacional (Parlamento) para su tratamiento con carácter de «urgente», en un plazo máximo de un mes.

Correa descartó que esas reformas supongan un proceso de «flexibilización laboral» o precarización del trabajo, como temen los sindicatos.

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