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Actualmente, el mosco Aedes aegypti es considerado uno de los más peligrosos del mundo, pues no solo es portador del virus Zika, también transmiten enfermedades como el dengue y la fiebre amarilla.
Según la Organización Mundial de la Salud, se estima que esta especie de mosquito causa al menos 50 millones de infecciones y 25 mil muertes por año.
Pero, si las autoridades de sanidad saben que daño causa, ¿por qué no lo matan?
Expertos señalan que la erradicación de mosquitos podría causar efectos secundarios indeseables.
Los argumentos a favor de estos insectos inician en que son considerados importantes polinizadores, algo significativo para el ecosistema.
Asimismo, la ecologista Sara Fang señaló al periódico “Washington Post” que el insecto evita que paisajes sean destruidos por rebaños que normalmente son atormentados por el mismo.
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También son una fuente de comida para aves, murciélagos, peces y sapos, por lo que su desaparición puede tener un efecto negativo en la cadena alimenticia de otras especies.
Y aunque su lugar pudiera ocuparlo otro insecto, el entomólogo Phil Lounibos mensionó a “BBC” que su remplazo podría ser una especie más dañina para la salud pública y de tal manera, generaría una consecuencia contraria a la que se busca en la lucha contra el virus.