Estilo de Vida

Octavo día de novena: “Homenaje de los magos al niño en Belén”

En este octavo día de la novena abramos nuestro corazón para recibir el regalo que Dios nos quiere dar, que es su Palabra.

Monición inicial

Ya se va acercando la fiesta de la Navidad, y cada día que se acerca, pensamos en los regalos que vamos a dar a nuestros familiares y amigos. En este octavo día de la novena abramos nuestro corazón para recibir el regalo que Dios nos quiere dar, que es su Palabra, y démosle también un pequeño presente, nuestra oración.

Iniciemos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Villancico

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Oración Inicial

Dios, Padre Nuestro,

que has iluminado  el mundo con el nacimiento  de Jesús,

luz del mundo,

causa de nuestra  alegría,

concédenos amarlo sobre todas las cosas, ser sus fieles discípulos

y jamás separarnos  de Él,

y por el testimonio de nuestra  vida y palabras, ser la luz que brilla en nuestra familia.

Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro  Señor.

Amén

Palabra de Dios

Mt 2,1-10 Unos magos de Oriente llegaron entonces a preguntaron: “¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo”. Al enterarse de esto, el rey Herodes se sobresaltó y toda Jerusalén con él. Convocó entonces a los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta. Entonces Herodes llamó en secreto a los magos, para que le precisaran el tiempo en que se les había aparecido la estrella y los mandó a Belén, diciéndoles: “Vayan a averiguar cuidadosamente qué hay de ese niño, y cuando lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorarlo”. Después de oír al rey, los magos se pusieron en camino, y de pronto, la estrella que había visto surgir, comenzó a guiarlos, hasta que se detuvo encima de donde estaba el niño. Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría.

Reflexión

El homenaje de los magos al niño de Belén, es uno de los episodios más bellos de la infancia de Jesús, que quiere revelarnos el alcance universal del nacimiento del Salvador que se dirige a todos los pueblos y culturas de la Tierra sin excepción alguna. Desde tiempos inmemoriales, la contemplación de las estrellas ha fascinado a hombres de todas las religiones y culturas. Las estrellas les han hablado de Dios y del destino del ser humano y han leído en ellas acontecimientos decisivos de la historia; han visto en la aparición de una nueva estrella el nacimiento de personajes importantes; han asignado a cada pueblo su estrella o constelación. Han soñado, esperado y rezado mirando a las estrellas. También la cultura bíblica escudriñó en las estrellas el acontecimiento más importante hacia el que tendía toda la historia de Israel: el nacimiento del Mesías, del Emmanuel, Dios con nosotros. Sobre este horizonte el evangelista nos descubre que ese niño ante el que se postran los magos es el heredero de las promesas de Israel, pero también de la esperanza de todos los pueblos, razas y culturas de la tierra; porque es el Mesías, Hijo de Dios, pero se revela en la humilde fragilidad del niño, hijo de María. Su presencia provoca el rechazo de los poderosos y la aceptación de los sencillos y extranjeros. Los que, dejándolo todo, van en su búsqueda, lo encontrarán y se llenarán de la «inmensa alegría» de la que participan quienes han entrado, como los magos, en el misterio de la presencia amorosa de Dios. S. E. Mons. Iván Minda Obispo Auxiliar de Guayaquil Presidente Comisión de Culturas Villancico

Diálogo y Compromiso

¿Por qué buscaban al niño estos magos de Oriente? Al igual que los magos, ¿ponemos nuestros dones al servicio de Dios? ¿Qué dones tenemos para ofrecerle? ¿Escuchamos el llamado de Dios? ¿Estamos dispuestos a seguirlo? Si Dios nace para todos ¿por qué discriminamos? Compromiso

En este octavo día de la novena me comprometo a dedicar, al menos, unos minutos diarios a la oración, como un regalo permanente a Jesús, que se ha hecho “don de Dios” para la humanidad.

Valor a vivir

La aceptación de todas las personas sin importar su raza, lengua, nacionalidad y religión

Peticiones

A las peticiones decimos: «Danos, Señor Jesús, un corazón generoso» Señor Jesús: que a imitación de los Magos de Oriente te llevemos el oro de nuestras ofrendas, el incienso de nuestra oración fervorosa, y la mirra de los sacrificios que hacemos para permanecer fieles a Ti. Oremos. Por los científicos del mundo, para que a ejemplo de los magos, se esfuer- cen por encontrar la respuesta y las soluciones a los problemas que afectan a la humanidad en lugar de emplear su inteligencia y los recursos en inventos que destruyen nuestra Casa Común. Oremos. Señor Jesucristo que con tu Encarnación te hiciste carne, por la salvación de la humanidad, te pedimos que te reconozcamos en el pan Eucarístico y te adoremos a Ti, Pan de Vida como te adoraron los reyes magos. Oremos. Para que cese la discriminación a causa de la raza, religión, nacionalidad, cultura y reconozcamos que con tu Encarnación te hiciste hermano de todos para salvarnos a todos sin distinción alguna. Oremos. Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 

Oración Final

Oh María,

aurora  del mundo nuevo, Madre  de los vivientes,

a Ti confiamos la causa de la vida:

mira, Madre,  el número inmenso

de niños a quienes se impide nacer,

de pobres a quienes se hace difícil vivir, de hombres y mujeres víctimas

de violencia inhumana,

de ancianos  y enfermos muertos a causa de la indiferencia

o de una presunta piedad.

Haz que quienes creen en tu Hijo

sepan anunciar  con firmeza y amor a los hombres de nuestro  tiempo

el Evangelio  de la vida.

Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,

la alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia

y la valentía de testimoniarlo

con solícita constancia,  para construir,

junto con todos los hombres de buena voluntad, la civilización de la verdad  y del amor,

para alabanza  y gloria de Dios Creador y amante  de la vida. Amén.

(San  Juan Pablo II, Encíclica  Evangelium Vitae )

Bendición

Queridos reyes magos, gracias por su sabiduría, constancia y fortaleza. Que nuestro Padre Dios nos dé el regalo de recibir el ejemplo de ustedes, que miremos siempre la estrella que es Jesús, Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Villancico

Fuente: Conferencia Episcopal Ecuatoriana

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